a producción vitivinícola pampeana sigue creciendo a paso firme. De las 275 hectáreas plantadas en este momento, al terminar 2019 habrá 335 hectáreas merced a la incorporación de dos proyectos, ambos de empresas mendocinas, que planean desarrollar 30 hectáreas cada una. El número es pequeño respecto a otras provincias pero muestra una tendencia que se consolida.
El polo vitivinícola pampeano se desarrolla en tres sectores: 25 de Mayo, Casa de Piedra y Gobernador Duval, todos en la zona ribereña del río Colorado. De hecho, todos ellos se riegan con agua que se toma directamente del río o bien del embalse Casa de Piedra. El área es manejada por el Ente Provincial del Río Colorado, que tiene su propia plantación.
La superficie implantada con vides en este momento asciende a 275 hectáreas aunque las que efectivamente están en producción son un poco más de 200. Las otras fueron plantadas entre 2017 y 2018 y estarán en condiciones de dar uva para vinificación en dos años, aproximadamente.
Casa de Piedra.
Casa de Piedra lidera el crecimiento en superficie aunque todavía no hay ninguna planta de vinificación. Allí están instaladas las firmas Catena Zapata, Familia Cassone y en breve lo hará Bodegas Esmeralda, que pertenece al grupo Catena Zapata. El Grupo Bemberg, a través de Bodega Peñaflor, tiene en estudio un proyecto para la zona.
También se encuentra la chacra experimental del Ente Provincial del Río Colorado, con una superficie cultivada de 7 hectáreas, destinadas mayormente a uva.
Para el viajero que llega a Casa de Piedra por la ruta nacional 152, las plantaciones que quedan a su derecha -al norte de la ruta nacional 152-, son las de Catena Zapata. Son casi 80 hectáreas que se implantaron en dos momentos: una data de hace varios años y la otra de 2017.
Una pequeña distancia más adelante, en un terreno triangular delimitado por la intersección de las rutas nacional 152 y provincial 34, se encuentran las 12 hectáreas que corresponden a Familia Cassone.
La superficie está en etapa de preparación y se espera colocar las vides para fines de este año. Familia Cassone tiene otro proyecto en la zona, aunque no será visible desde la ruta 152. Son 20 hectáreas ubicadas al sur de la ruta, cerca del camino que lleva a un conocido mirador del lugar, que la firma aspira a ampliar hasta 50 hectáreas en los próximos años.
A la izquierda del camino, en el lado interno de la amplia curva que la ruta hace al ingresar en el coronamiento de la represa Casa de Piedra, se halla la Chacra Experimental del Ente del Río Colorado. Allí hay siete hectáreas en condiciones productivas, cinco de ellas destinadas a uva. El EPRC no posee bodega propia, por lo cual la vinificación de la producción se realiza en tres lugares: Gobernador Duval -bodega Lejanía-, General Acha -bodega Estilo 152- y Santa Rosa -bodega Quietud-. Una parte del volumen cosechado se envía cada año al Instituto del Vino para estudiar las características y el estado de la producción pampeana.
A estas tres superficies hay que sumar la otorgada por el gobierno pampeano a la firma Bodegas Esmeralda por el decreto 5206/18, divulgado días atrás. Esta superficie también está a la izquierda del camino, justo antes de llegar a la curva, pero aún no está en desarrollo. Son 30 hectáreas para las cuales el gobierno otorgó al grupo Catena Zapata -que es el controlador de Bodega Esmeralda-, un crédito de 6 millones de pesos.
En el caso de la chacra del Ente, “la tenemos muy bonita porque las tres personas que ahí son muy competitivas y por eso la producción que tiene”, destacó Enrique Schmidt, presidente del Ente Provincial del Río Colorado. “La tienen como un jardín”, graficó.
25 de Mayo.
En la ciudad de 25 de Mayo hay dos producciones vitivinícolas, una de gran magnitud y la otra de carácter familiar.
La primera de ellas, que fue la que hizo punta en mostrar el potencial pampeano para la producción de vinos, es Bodega del Desierto, perteneciente al Grupo Albanesi. La firma posee 140 hectáreas de vides y una gran bodega en la produce vinos de alta gama que en gran parte se comercializan en el exterior. Las etiquetas de Bodega del Desierto gozan de un enorme prestigio y han logrado una rápida aceptación de los consumidores.
La otra bodega veinticinqueña es “Don Alfonzo”, un emprendimiento familiar que ya ha logrado su consolidación. La superficie implantada es de 5 hectáreas y la vinificación se realiza en una bodega familiar. El vino Don Alfonzo es la vedette del restaurante que la familia posee en 25 de Mayo. “Es un proyecto pequeño pero le da trabajo a cinco familias”, destacó Schmidt.
Gobernador Duval.
El tercer sector es la pequeña localidad de Gobernador Duval. Allí el emprendimiento es de gestión municipal y cuenta hasta el momento con una superficie de 11 hectáreas. En su bodega Lejanía se procesa la producción de esas 11 hectáreas y una fracción de lo que se produce en la Chacra Experimental del EPRC de Casa de Piedra.
Junto con las ya mencionadas hay otras dos bodegas en plena actividad en nuestra provincia: Bodega Quietud, de Santa Rosa, propiedad del empresario Ricardo Juan, y Estilo 152, un emprendimiento de General Acha. La producción de ambas también se sustenta en la Chacra del EPRC.
En el caso del Grupo Peñaflor, que fue adquirido en 2010 por Familia Bemberg, su interés sigue presente y en caso de concretar su inversión, será mayor que toda la zona ya en desarrollo, posiblemente en torno a las 400 hectáreas.
“Vamos suave pero bien”.
Poner en producción una hectárea de vid en nuestra provincia requiere una inversión de unos 12.000 dólares, mientras que para obtener el mismo nivel de producción se requieren, en provincia de Mendoza y otras con mayor tradición vitivinícola, unos 18.000 dólares.
Así lo afirmó el presidente del Ente Provincial del Río Colorado, Enrique Schmidt, al ser consultado por el interés de bodegas mendocinas en desarrollar viñedos, y eventualmente instalar alguna bodega, en nuestra provincia.
“Por eso, cuando una bodega piensa en venir a La Pampa, nos preguntan dónde pueden alojar la gente para trabajar en el viñedo”, comentó Schmidt. “En la producción de vid, cada 5 ó 6 hectáreas necesitás una familia. Eso es trabajo que se genera”, explicó. “Si tenés una superficie de 100 hectáreas, son unas 20 familias, y hay que tener dónde alojarlas”.
En el caso pampeano, el objetivo que se ha planteado el EPRC es que no haya “peones golondrina” sino trabajadores fijos. “Un tiempo trabajará en la viña y el otro tiempo en la producción de la bodega”, resumió.
Es por eso, que el EPRC se ha impuesto un ritmo de crecimiento de la zona de “30 a 40 hectáreas por año, porque es lo que podemos hacer”, aseguró. “Lo vamos haciendo suave, paulatino, y bien”, sintetizó Schmidt.
Racimo “corrido”.
Aunque la vid larga sus primeros racimos en su primer año, la planta entra en condición de producción vitivinícola al cuarto año. “Las parras que plantaron el año pasado, ya dieron este año. Pero esa uva no sirve para vino porque sale lo que se conoce como ‘racimo corrido’, porque madura desparejo”, explicó Schmidt. Al cuarto año la planta tiene la edad apropiada para hacer una maduración homogénea.