El Ministro de Agroindustria de la Nación, Luis Miguel Etchevehere, resaltó ayer la necesidad de tener una legislación actualizada que regule la propiedad intelectual de las semillas.
Lo hizo durante su exposición en el 26° Congreso Sustentología de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) que se desarrolla en Córdoba, y luego de una «presión» del sector privado que ayer mismo había conformado un grupo para influir en la temática y acelerar el tratamiento de la nueva ley. También, lo había mencionado el propio Presidente de Aapresid, Alejandro Petek, que en la apertura del congreso resaltó que la propuesta «sigue avanzando pero a paso lento».
El ministro, ex Presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), recogió el guante y apuntó: «la fuerza del trabajo en conjunto encuentra soluciones y es momento de contar con una ley de semillas. Es necesario que se pague por la biotecnología y que todas las innovaciones puedan estar de inmediato al alcance de los productores». En ese sentido, propuso consolidar a la agroindustria para promover la generación de empleos y destacó que «es momento de tener una ley de semillas, porque necesitamos el marco institucional para fomentar el potencial que tenemos». El funcionario estuvo junto al Gobernador de la provincia, Juan Schiaretti, y al intendente de la Ciudad de Córdoba, Ramón Mestre.
Ayer mismo, unos 25 referentes del agro, entre los que se encuentran empresarios, economistas, especialistas en biotecnología, hasta líderes sociales, conformaron el Grupo Escaleno para defender la propiedad intelectual aplicada a las prácticas agrícolas. «Mucho de los avances ya logrados en productividad se han sustentado en el conocimiento incorporado a las semillas u órganos de multiplicación asexual a partir del trabajo de organizaciones públicas y privadas. Estos logros tienen un costo de desarrollo que debe ser cubierto por los distintos beneficiados», reclamó en un documento. En el mismo, criticaron que «lamentablemente el sistema productivo nacional a diferencia de la mayor parte de los grandes productores de granos internacionales no tiene vocación de defender la propiedad privada en la forma del conocimiento incorporado por los obtentores de cambios genéticos favorables en las semillas».
Más allá del planteo, Petek optó por una mirada optimista: «tenemos que poner todos nuestros esfuerzos y los de la ciencia en comprender los sistemas; si no, los ambientes van virando hacia formas menos productivas y más frágiles», subrayó. Según Etchevehere el proyecto oficial ya está en el seno de la Cámara de Diputados, el cual «fue producto del diálogo con todos los involucrados, en el que todas las partes cedieron algo». Y que se busca los consensos entre los pares de los distintos partidos para avanzar en la votación. Al respecto contó que, por ejemplo, los investigadores del INTA «han generado en su historia más de 1000 variedades de semillas y, por muchas, está cobrando regalías en otros países, pero aquí no».