Los agricultores europeos alzaron la voz de inmediato contra el acuerdo comercial que la UE y el Mercosur cerraron en Bruselas, que amenaza, según ellos, su actividad. En cuanto se anunció el acuerdo, empezaron a proliferar tuits y comunicados furibundos, en contraste con las amplias sonrisas de los negociadores, satisfechos por este «histórico» compromiso tras 20 años de discusiones, según consignó la agencia AFP.
La Copa Cogeca, el principal sindicato agrícola de la UE, criticó «una política comercial con doble estándar y doble vara para medir», que aumenta «la brecha entre lo que se le pide a los agricultores europeos y lo que se tolera a los productores de Mercosur», cuyas normas sanitarias y medioambientales no son las mismas que en Europa.
En Alemania, Joachim Rukwied, responsable del principal sindicato agrícola, Deutscher Bauernverband, declaró que el acuerdo es «totalmente desequilibrado» y que pondrá en peligro «muchas explotaciones agrícolas familiares».
«Unas semanas después de las elecciones europeas, es inaceptable la firma de un acuerdo Mercosur-UE que expondrá a los agricultores europeos a una competencia desleal y a los consumidores a un engaño total», tuiteó la jefa del primer sindicato agrícola francés, FNSEA, Christiane Lambert.
El acuerdo, uno de los más importantes del mundo, pues afectará a 770 millones de personas e implicará un cuarto del PIB mundial (18.000 millones de euros), ha generado fuertes dudas sobre su aplicación. En este contexto tenso, «la necesaria aprobación de los 28 Estados miembros y del Parlamento Europeo parece más incierta que nunca», sostuvo AFP.
A ellos se suma la carta abierta que firmaron recientemente 340 ONGs europeas y sudamericanas, incluyendo Greenpeace y Friends of the Earth, en la que criticaban las negociaciones en otros dos frentes: el medio ambiente y los derechos humanos, debilitados por la política del presidente brasileño Jair Bolsonaro, según ellas.
Para lograr un compromiso, el Mercosur tuvo que abrir sus puertas a la industria europea. A cambio, la UE facilitará el acceso a su mercado a países ávidos de vender azúcar, etanol, carne de ave y de ternera. Asimismo, la principal organización de agricultores de Italia, Coldiretti, advirtió de los «graves riesgos alimentarios» en algunos países de Mercosur.
Como respuesta, el comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, prometió una «ayuda financiera» de hasta 1.000 millones de euros «en caso de perturbación del mercado», si bien admitió que el texto implica «algunos desafíos para los agricultores europeos».
Su compatriota, el ministro irlandés de Agricultura, Michael Creed, afirmó estar «muy decepcionado» por «el importante contingente arancelario» sobre la ternera, justo cuando el sector «enfrenta una gran incertidumbre».