La exportación de aceite de oliva virgen creció en 2017 un 137% interanual con la venta de 35.896 toneladas, según registran las estadísticas del INDEC. El valor de esas exportaciones fue de unos los 147 millones de dólares lo que representó una suba interanual del 149% respecto de las ventas registradas en 2016.
Los principales destinos del aceite de oliva fueron Estados Unidos con el 47% de los embarques, España con el 36% y Brasil con el 14% de los volúmenes exportados. Entre esos tres principales destinos se concentró el 92% del total de los envíos, en tanto que el 8% restante se distribuyó en otros 25 países de todo el mundo.
Parte del salto exportador se debió al incremento en las ventas externas de la provincia de Mendoza que junto con San Juan concentra cerca del 60% de las exportaciones totales. El gobierno mendocino informó hace pocos días que una de las principales causas se debió a el mal resultado de la cosecha española y un repunte de las importaciones brasileñas en el aceite fraccionado.
Si bien las exportaciones habían mejorado en 2015 hasta quedar cerca de las 30.000 toneladas, en 2016 se produjo un fuerte descenso en los embarques cercano a una caída del 50%. Pero en 2017 se mostró una recuperación a pesar de menores precios promedios que pagó el mercado en torno a los 245 dólares la tonelada.
Pese a la buena noticia en un año muy flojo para las exportaciones en general (solo se crecieron un 0,9%), productores argentinos alertan por el daño local que causaría el acuerdo Mercosur-UE en la cuestión olivícola.
“Al ingresar aceite de oliva y aceituna de mesa a nuestro país, estos productos ingresarían por debajo de los costos, ya que en varios países de la Unión Europea se subsidia la producción, haciendo que la lucha por competitividad sea desleal”, mencionó Orlando Marino, secretario gremial FAA.
Argentina se ubica por el momento en el quinto lugar como exportador mundial, después del de países que componen la Unión Europea, Túnez, Siria y Turquía, y es el principal productor de América.