Así lo expresó en diálogo con LA NACION Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC). Hasta el momento, la Argentina está habilitada para vender a China poroto de soja y aceite. Sin embargo, ese país tendría que aprobar las plantas que también podrían exportar harina de esta oleaginosa.
En poroto, las estimaciones van de que la Argentina, después de la sequía que hizo perder 20 millones de toneladas de soja, terminaría exportando en 2018 entre 2,5 y 3,5 millones de toneladas. Según cómo evolucione la guerra comercial EE.UU-China y la menor rentabilidad que, sostienen, tienen las fábricas tras la quita de un diferencial de 3% entre el grano y los subproductos, para 2019 las perspectivas son mayores.
Gustavo López, de la consultora Agritrend, prevé «12 o quizá 15 millones de toneladas» de poroto. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó, en tanto, 15 millones de toneladas. El complejo soja tiene una tasa fija de retenciones del 18%, además de $4 por dólar exportado. «Se está avanzando en las conversaciones; ellos (por China) tienen que aprobar una lista de plantas.
Esto es clave para revertir la balanza comercial», señaló Idígoras. El ejecutivo indicó que en un reciente intercambio con empresarios chinos observaron el interés por el subproducto argentino. «Vimos el interés de plantas de alimentos balanceados chinas», dijo. «Para nosotros esto sería clave para revertir la balanza comercial (a nivel ambos países)», agregó. «Estamos con un potencial para colocar inicialmente 2 millones de toneladas», indicó Idígoras.
En valor, eso representaría, si China habilita pronto a las plantas para harina de soja, un negocio por US$700 millones. En un año normal, la Argentina exporta unos 30 millones de toneladas, según remarcan los exportadores, por unos US$12.000 millones. Ahora calculan que por la última sequía no serán más de 22 millones de toneladas.