La gente de la ganadería piensa y toma casi todas las decisiones con la mirada puesta en el mediano o largo plazo. Puede pasar que tengan que vender de apuro algunas cabezas para salir de un aprieto cuando falta pasto, pero por lo general sus ciclos son lentos y las estructuras no se derrumban por vientos circunstanciales. Por eso no sorprende el optimismo con el que llegaron esta semana en plena tormenta a su cita más importante, en la Rural de Palermo. Ni los contratiempos climáticos que en los últimos meses obligaron a muchos a achicar sus rodeos ni el consecuente adelgazamiento de los márgenes económicos -sobre todo para los criadores- distraen a los ganaderos de su gran certeza: la demanda global de carne está destinada a un crecimiento exponencial.
En eso coincidieron los referentes de las principales razas bovinas de la Argentina presentes en la Exposición Rural. “Los precios de la ganadería en general no han acompañado en lo que va de 2018, la rentabilidad de la cría es inferior a la de los últimos años, pero como nuestra raza ha crecido y ha tenido una participación más importante, se compensa una cosa con la otra”, explica Javier Martínez del Valle, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Angus, la raza que, como todos los años, trajo la mitad de los bovinos de carne presentes en Palermo: nada menos que 380 reproductores de 96 cabañas.
Por su parte Luciano Louge, presidente de la Asociación Argentina Criadores de Hereford, remarca: “La actividad del campo no escapa a las remezones que estamos viviendo en este momento. Eso sumado a que por ejemplo en el mercado de las hembras, los precios han disminuido en dólares y los campos están achicando su stock de vientres por consecuencia de la sequía, las inundaciones y, en este momento, un frío muy intenso. La gente quiere vender vacas y los que tienen que comprar no pueden porque no tienen campo”.
En este contexto, Martínez del Valle destaca que prevalece la prudencia en el ánimo de los criadores. “Por ejemplo, se frenó la retención de hembras que venía habiendo en los últimos años. Ahora estamos en una etapa de estabilización, si no de liquidación, pero confiamos en que este es un proceso que tiene que ver con la reacomodación de las variables económicas. En los últimos meses hay un aumento de la faena porque al mismo tiempo están creciendo las exportaciones de carne. Por ahí vendrá parte de la expansión de la actividad”, dice Martínez del Valle.
Sin duda, la exportación es la carta que hace brillar los ojos de la cadena de la carne, que está alineada con el Estado en la apertura de nuevos mercados y en la búsqueda de esquemas que sirvan para balancear la puja entre los mercados interno y externo. El objetivo: asegurar el consumo de los argentinos y a su vez potenciar el ingreso de divisas por la venta de carne de calidad. La clave: aumentar el peso de faena.
Martínez del Valle comenta que Angus presentó recientemente en la mesa de carnes una propuesta para la producción de novillos pesados. “El diagnóstico es que se ha reducido fuertemente la cantidad de novillos pesados, fundamentales para satisfacer la creciente demanda internacional de carne. Evidentemente, el factor más importante para promover la producción de novillos pesados es el precio, que se traslade al productor mejores precios por las categorías pesadas que livianas. Pero al mismo tiempo, en la desgravación de los kilos excedentes de los pesos pesados se puede encontrar un proceso más rápido. No tiene un costo impositivo importante porque es solamente sobre los kilos nuevos que se producirían”, explica a Clarín Rural el directivo de Angus.
Mientras los actores de la cadena evalúan esa y otras propuestas, lo que es seguro es que la productividad debe seguir el camino de la mejora continua. Y en ese camino hay un ABC. La genética, la sanidad y el manejo de la hacienda, según afirma Louge, son las tres herramientas fundamentales para hacer crecer a la ganadería. “Si tenés animales con buena genética, la descendencia va a tener buena genética. Comprar genética es como poner plata en un plazo fijo, comprar Lebacs o comprar cualquier inmueble para que se valorice en tiempos en los que están desvalorizados. Comprar genética es un negocio y yo lo tengo comprobado personalmente. La genética es futuro, el que no invierte está frito”, define contundente el directivo de Hereford, la raza que en Palermo está presente con con 115 reproductores.
La genética es, sin dudas, la vedette de la muestra. Porque los más de 700 bovinos que en estos días se pasearán por la pista central representan la selección nacional, el trabajo de años de las cabañas y las asociaciones de razas para mejorar las características de sus animales. Y ese trabajo de años realizado por los criadores argentinos también tiene su reconocimiento en el Mundial de la genética bovina.
Hace pocas semanas, en la la Sociedad Rural de Chaco se pudo ver a empresarios llegados desde Estados Unidos y muchos sitios de Latinoamérica para participar en la Exposición Nacional Brangus. “Nos sorprendió la convocatoria de ganaderos extranjeros que vinieron a ver cómo produce el Brangus en Argentina y a llevar nuestra genética”, afirma el gerente de la Asociación Argentina de Brangus Facundo Rivolta.
Algo parecido pasó hace dos semanas en el remate de la cabaña Pilagá, de Braford, en Corrientes, donde el principal comprador fue una empresa paraguaya que desembolsó nada menos que seis millones de pesos. Son datos que reflejan una realidad: además de vender carne, la Argentina es un importante proveedor de genética para el resto de los países productores. “En la exposición de Paraguay, el 95 por ciento de los animales que se presentaron en pista eran hijos de genética argentina. En Brasil pasa algo similar, un porcentaje importante es de genética argentina, y también estamos llegando a Colombia, Ecuador y Uruguay. Eso es una realidad”, remarca Diego Rodríguez, director ejecutivo de la Asociación Braford Argentina.
Este año, Braford Argentina participó del Mundial Braford y la Gran Campeona fue justamente una vaca de la cabaña Pilagá, lo que motivó a que gente de muchos países venga a Argentina a buscar genética. “El potencial nuestro de crecimiento está en todo el NEA y centro del país. El Braford se adapta muy bien a muchas zonas por su mansedumbre, por sus características carniceras, por su resistencia a enfermedades”, asegura el directivo.
Braford y Brangus, las razas que mandan en el norte y que son responsables, en buena medida, de que la ganadería sea viable en muchas regiones menos amables que la pampa húmeda, tienen una presencia imponente en el predio de Palermo con alrededor de cien reproductores cada una. Sus directivos coinciden en remarcar que, además de pisar fuerte en el ámbito local, tienen credenciales para inflar el pecho en el mercado internacional, sobre todo cuando el tipo de cambio vuelve más atractiva a la Argentina.
“Sin duda la devaluación generó que la compra sea mucho más competitiva, acá pueden adquirir genética de punta a valores mucho menores a lo que eran antes”, reconoce Rodríguez.
Rivolta, por su parte, explica que a nivel país la exportación de genética aun no es importante en volumen pero que sí hay una demanda creciente. “En países donde ya tenemos abierto el protocolo como Brasil, Paraguay, Colombia y Bolivia se comercializa muchísima genética Brangus. Otros países están a la expectativa, como México y Sudáfrica, y la apertura es inminente”, asegura.
Luego añade: “La tecnología que tenemos para producir mejor y para replicar la genética superior también está facilitando la parte comercial a nivel nacional e internacional. Antes, vender genética era vender el semen, o pastillas de semen, o el animal en pie, que era más complicado. Hoy se puede vender embriones o semen y en avión la genética viaja en muy poco tiempo, los mercados demandantes obtienen nuestra genética en muy buenas condiciones y a un bajo costo relativo respecto al mercado genético del mundo. Con la calidad que tiene el Brangus somos muy competitivos”.
La depreciación del peso respecto al dólar hace que productores de países como Paraguay y Brasil vuelvan a ver competitivo su capital para venir a invertir en genética. “Nosotros en los últimos años les vendimos a esos países mucha genética Brangus pero veíamos que elegían muy bien lo que llevaban y eran puntuales los compradores. Hoy vemos que están averiguando y volviendo a interesarse como lo hacían hace cinco o seis años”, remarca Rivolta.
En materia de dificultades, el gerente de Brangus hace foco en el financiamiento disponible en el mercado interno y advierte que ya no existen las herramientas que había hasta el año pasado.
”La parte financiera hoy no nos está ayudando con lo que tiene que ver con reproductores, pero es como todo, son ciclos a los cuales hay que adaptarse, el productor ganadero entiende el juego. Tenemos un negocio de mediano y largo plazo y hay que pensar en esos plazos para poder sostenerse”, dice.
Está claro, en el ambiente de la Rural prima el mensaje optimista: “En un futuro no demasiado lejano, la genética y las exportaciones cárnicas argentinas están condenadas al éxito. Si te ponés a pensar la forma en la que está creciendo la población en el mundo, y que en el año 2050 habrá 9.500 millones de personas, te darás cuenta el futuro brillante que le toca a la Argentina. Si hacemos las cosas bien tendremos resultados satisfactorios”, concluye Louge.