En mayo, se faenaron 1,168 millones de cabezas, mostrando bajas del 1% en relación a abril y a mayo de 2019. Sin embargo, el menor número de días hábiles de este mes hace que el promedio diario arroje subas del 9% mensual y del 14% interanual.
Se trata de un movimiento alto en relación a la tendencia de suave aumento que se arrastraba en los últimos meses. El dato es comparable con los de junio (+12), noviembre (+15), y febrero (+11) pasados, que estuvieron rodeados de meses que promediaron subas del 2%.
Por lo tanto, podría ser otro salto aislado en este desenvolvimiento, aunque plantea algunas incógnitas acerca de si la faena seguirá con su suave aumento o si puede dispararse.
Los números de mayo
En los primeros cinco meses se faenó 3% más que un año atrás, igual que en 2018 y entre 9 y 16% sobre los mismos meses de 2014 a 2017. Estos aumentos no están alejados del incremento del stock habido desde esos años.
Por su parte, en mayo, la proporción de hembras en el total aumentó un poco más de un punto sobre abril, quedando en 49,8%. Esto se dio a pesar de que el incremento de la faena desde mediados del año pasado venía siendo impulsado por los machos, con las hembras haciéndoles contrapeso.
El porcentaje del mes pasado es menor al de hace un año, de 51,4%, que también fue el promedio del trimestre abril-junio último. Después, comenzó un descenso marcado hasta los 46-47 puntos que fue la norma entre agosto y febrero.
Si bien son números relativamente altos, no hay que olvidarse de que una vaca en tres no trabaja, lo que impide hablar necesariamente de una liquidación de vientres y, por ende, de una fase recesiva del stock.
Para tener en cuenta
El aumento en la faena diaria de mayo obliga a seguir cuidadosamente lo que suceda en junio y meses sucesivos. Como éste tiene un 10% más de días hábiles que el pasado, habrá que ver si es posible que mantenga el promedio.
Un aumento sostenido en la faena no tendrá que ver ni con la demanda, que está algo deprimida, tanto la interna como la de exportación, ni con niveles de precios que no son malos. La respuesta habría que ubicarla en expectativas desfavorables que, hasta ahora, no vemos.
Por último, es destacable el trabajo de la industria en medio de la cuarentena. No solo pudo adecuarse a las mayores exigencias y costos de los protocolos preventivos contra el coronavirus, sino que canalizó sin inconvenientes una nutrida oferta de ganado. Si bien se registraron casos positivos en algunas plantas -y no están exentas de que se produzcan más- las unidades afectadas volvieron a operar rápidamente, sin impacto en la producción total de carne del país. Lo sucedido en otras ganaderías del mundo, realza aún más lo hecho por el sector hasta el momento.
Faena mensual por clasificación, desde enero de 2019