En septiembre, la faena argentina totalizó 1,2 millones de cabezas, 2% menos que en agosto pero 14% más que hace un año.
Este aumento se neutraliza mayormente si se considera la faena por día hábil. En este caso, la mejora se ubica en +3%, dado el menor número de días laborables de aquel entonces.
Contra estas señales de aumento, se contrapone la quinta baja consecutiva de la participación de hembras en el total que ahora fue de 46,4%, seis puntos debajo del último pico, anotado en abril.
Como se aprecia, las variables vienen mostrando señales poco consistentes como para estar seguros de la dirección que lleva el ciclo ganadero.
Evolución de la faena
Al igual que lo mencionado en otros análisis recientes, la faena venía mostrando una clara desaceleración en los números de los animales enviados a frigoríficos, que se extendió por un año. En esta tendencia fueron más rápido los machos, que habían entrado en zona negativa desde septiembre, octubre o febrero, según se consideren las series de a un mes, de a tres o de a 12.
Las hembras, fueron a la zaga, sin haber llegado a comparaciones interanuales negativas, pero moviéndose cómodamente en la zona inferior a +10%.
Como resultante, la faena total comenzó a mostrar disminuciones interanuales en enero o marzo, para las series de a un mes o de a tres. Recién en junio dejó de arrojar crecimientos para la serie de 12 meses móviles.
Sin embargo, inmediatamente después, pareció mostrar el camino inverso en julio. Luego, en agosto, volvió a observar un paso atrás.
Nuevamente, ahora en septiembre, hay un cambio de rumbo, lo que está determinando un movimiento de serrucho, aunque con muy pocas observaciones, como queda claro.
En esta oportunidad, no obstante, la iniciativa hacia una mayor faena está encabezada por los machos.
Para tener en cuenta
En el último trimestre podría estar comenzando a asomar una inflexión en la marcha del ciclo ganadero, abandonando la etapa de reconstrucción del stock que se extendía desde 2012, aunque se debe reconocer que ésta fue muy suave en el último par de años.
Este cambio de rumbo podría sobrevenir por un agotamiento natural de la fase anterior, como muchas veces sucede, o por los cambios políticos que la mayoría intuye.
De todas maneras, hablamos en condicional porque luce demasiado temprano como para poder aseverar una dirección estable en el desenvolvimiento de la faena nacional.