Un trabajo del INTA Santiago del Estero ensaya el uso de estos fertilizantes orgánicos en cultivos de cobertura, para la producción de cultivos forrajeros destinado a la alimentación de caprinos.
En la producción agrícola, una gran cantidad de investigaciones técnicas apuntan al uso de productos amigables con el ambiente para mejorar los rindes. En este contexto, los bioinsumos ganan espacios, a partir de buenos resultados en el lote.
Un trabajo del INTA Santiago del Estero evaluó el impacto del uso de fertilizantes orgánicos, como guano de cabra y cama de pollo, en cultivos de cobertura en ambientes semiáridos. De este modo, apuntaron a mejorar las estrategias de alimentación para el ganado caprino.
Andrea Ávalos, investigadora del Grupo de Recursos Naturales de la experimental santiagueña, explicó que el trabajo que busca precisar en qué dosis y en qué cantidad aplicar los abonos orgánicos, con los que se pretende mejorar la reserva de carbono del suelo y de este modo, la cantidad y calidad del forraje.
Al ser incorporados en los lotes, el abono orgánico activa complejos y numerosos procesos que favorecen la estabilización de la estructura del suelo. De esta manera, se conserva mejor el agua y la materia orgánica, en comparación a otras prácticas de fertilización
Con respecto al guano de cabra, sostuvo que el 70 % de los productores santiagueños cuenta con este insumo en sus predios, situación que quita presión a los costos de esta modalidad.
FERTILIZANTES ORGÁNICOS EN ZONAS ÁRIDAS
“Debido a que el efecto en el tiempo de los abonos orgánicos aún es poco conocido, en este ensayo también se evaluarán los efectos residuales en el suelo y en forrajes por el lapso de tres años”, afirmó María Cristina Sánchez, del INTA Santiago del Estero.
Antes de la aplicación de guano de cabra y la cama de pollo, se sembraron tres cultivos forrajeros: triticale Molle INTA, cebada forrajera Guadalupe INTA y vicia villosa Ascasubi INTA. En este contexto, destacaron la importancia de diversificar estos cultivos, porque sus raíces exploran determinadas profundidades y ademas aportan materia orgánica.
En el caso de la región del Chaco semiarido, durante el invierno no hay crecimiento de forraje ni alimento suficiente para los animales. El verdeo de invierno que se genera a partir de la la cebada, la vicia y el triticale permite cubrir los requerimientos nutricionales para ese período.
Desde el INTA explicaron que la vicia es un forraje que tiene mucha digestibilidad y un alto contenido de proteína bruta, además de ser agradable al paladar del animal.
En el caso de los cereales de grano pequeño como la cebada y el triticale, aportan fibra y energía para integrar una ración equilibrada para los animales.
“Todos tienen la ventaja de que se los puede pastorear o almacenarlos en silo para diferir su uso en la salida del invierno en septiembre, que es la etapa más crítica de déficit de forraje”, concluyeron.
Fuente: Infocampo
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