- Estiman mermas de producción superiores al 20% para los cultivos tardíos.
- Se obtendrán $208.000 menos por hectárea.
- La plaga transmite una grave enfermedad.
Un mínimo insecto tiene en vilo a los agricultores de todo el país que han sembrado maíz, particularmente en fecha tardía. Se trata de la chicharrita (Dalbulus maidis), una plaga del cultivo que se extendió desde el norte argentino hacia toda el área agrícola y transmite a las plantas una grave enfermedad bacteriana (spiroplasma), el achaparramiento del maíz, la cual genera importantes daños y enormes pérdidas productivas. En el distrito de Carlos Tejedor, en el oeste bonaerense, calculan que la pérdida total de ingresos ascenderá a los $5.800 millones.
«La presencia de chicharrita se notó en distintos cultivos de la zona oeste de la provincia de Buenos Aires al comienzo de la campaña, pero nunca le dimos la importancia que hubiera requerido, sin saber que nos iba a causar tanto daño», contó Dante Garciandía, productor y comerciante de Carlos Tejedor. Cuando tomaron conciencia de la magnitud del problema y la gravedad la situación, toda el área de maíz estaba implantada y ya era tarde.
Según los relevamientos distritales, los maíces más afectados por la bacteriosis son los de fecha muy tardía, sembrados en enero, en los que ya se prevén significativas pérdidas de rendimiento y de calidad de grano.
En relevamientos y ensayos realizados de forma conjunta, instituciones y profesionales de la zona estimaron que los maíces sembrados a principio de enero en ambientes con algún tipo de estrés, ya sea térmico, hídrico o con suelos con problemas de napa freática, las pérdidas de rendimiento podrían superar el 20 por ciento, tanto en producción de grano como en cultivos con destino a la confección de silos para reserva.
A la izquierda, cinco espigas normales; los otros tres grupos, con distintos grados de afectación por spiroplasma. Foto: gentileza Dante Garciandía.
En una cuenta rápida, Garciandía calculó: «Se siembran 28.000 hectáreas de maíz tardío en el distrito de Carlos Tejedor, con un rinde promedio de 6.5 toneladas por hectárea; esa pérdida del 20 por ciento equivale a 1,3 toneladas por hectárea, por $160 por kilo de maíz, al productor le dejan de ingresar $208.000 por hectárea«, detalló. Estos números fríos representan grandes pérdidas que serán un duro golpe para los productores, especialmente para los pequeños, ya que no solo perderán rentabilidad sino que además, no contarán con el cereal necesario pala alimentar a los animales en los sistemas ganaderos. «Para el distrito, la pérdida es tanto como $5.800 millones: flor de numerito”, remarcó.
La expansión explosiva de la chicharrita del maíz en todo el territorio agrícola argentino es un problema serio, ya que además de las mermas de producción actuales, la plaga vector puede permanecer todo el invierno agazapada en otras especies y volver a invadir los cultivos de maíz en el ciclo siguiente, generando severos daños.
«Estamos en alerta para informarnos y repensar la próxima campaña, atentos a las recomendaciones del INTA y de otras instituciones para sobre cómo actuar», dijo el productor. «La mejor acción es asesorarse con un profesional de confianza», subrayó.
Fuente: Clarin
Deja una respuesta