Frigorífico Rioplatense se destaca hoy en día como una empresa líder en el segmento cárnico, ofreciendo productos de carne bovina dentro y fuera del territorio nacional argentino.
Su variada línea de productos incluye enfriados, congelados, porcionados, y carne cocida y marinada. Entre los cortes frescos más comercializados en el mercado interno y externo están la bola de lomo, cuadrada, bife ancho lomo, bife angosto, cuadril sin tapa, tapa de cuadril, nalga de adentro, entre otros.
Cada corte de carne se distribuye según los diferentes programas de calidad. Ellos responden a una selección por raza, edad, peso, grado de conformación y de terminación, y el sistema de alimentación de los animales. Estos factores en conjunto determinan no solo la marca, sino también el tipo de caja donde se envasará el producto.
La empresa también elabora cárnicos cocidos según las preferencias específicas de sus clientes, que incluyen grandes productores de comidas preparadas tanto en Argentina como en EE. UU. y la Unión Europea. Este sector produce lengua cocida, carne en trozos, carne compacta para rebanado y/o cubos, y cuenta con una capacidad mensual de producción de 500 toneladas.
Rioplatense compra las cabezas de ganado bovino destinadas al sacrificio de productores.
Mercado interno y externo
Esta empresa familiar, ubicada a 40 kilómetros al norte de Buenos Aires en la localidad de General Pacheco, está habilitada para exportar sus productos a todos los países del mundo con los cuales Argentina mantiene acuerdos sanitarios.
Hoy por hoy entre los destinos más importantes está la Unión Europea, seguido por Asia, donde China se posiciona como el mayor importador. Siguen países como Chile y Brasil, así también como Rusia y los países de Medio Oriente.
“El principal importador siempre ha sido la Unión Europea que compra volúmenes significantes de carne de alta calidad, como el rump loin”, dice Martín Costantini, director del Frigorífico Rioplatense.
La empresa también introduce sus productos en el mercado interno, dentro de los principales supermercados, mayoristas, minoristas, y hasta servicios de banquetes desde el noroeste argentino hasta la Región Patagónica.
“Nosotros aprovechamos los mercados de exportación, pero con una visión y un posicionamiento bastante fuerte en el mercado interno”, enfatiza.
Dentro de este panorama de ventas se destaca el Gran Buenos Aires donde, agrega Costantini, “generamos las ventas más altas en todo el país”.
Con el objetivo de proveer productos con los más altos estándares sanitarios, el Frigorífico Rioplatense cuenta con la certificacione British Retail Consortium (BRC), haciendo énfasis en todo momento de las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y dentro de un programa de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC, o HACCP, por sus siglas en inglés).
La empresa elabora cárnicos cocidos según las preferencias específicas de sus clientes.
Producción de carne bovina
Rioplatense compra las cabezas de ganado bovino destinadas al sacrificio directamente de productores, cuyas estancias están ubicadas entre 400 a 500 kilómetros de la planta de procesamiento en General Pacheco.
La empresa se dedica a la compra únicamente de animales “de muy buena conformación y de muy buena calidad” porque, según dice Costantini, “resulta en un excelente producto final”.
Por esa razón, la raza Angus conforma más del 90% del ganado bovino sacrificado en Rioplatense. Sus principales atributos son la terneza y el sabor que, señala el ejecutivo, provienen de la genética, de los sistemas de cría y de su alimentación y terminación.
“Si bien pagamos más caro por las cabezas de ganado bovino, comercializamos el producto a un precio superior”, relata Costantini. “Ese es nuestro esquema de venta”.
Los operarios pesan todos los animales a su arribo a la planta de sacrificio, cuyo peso para exportación debe oscilar entre 430 kilogramos y 500 kilogramos. Se les asigna un número de lote a estos animales que llegan en camiones jaula, con un Documento de Transporte (DT) que detalla la procedencia, el remitente y la cantidad de animales.
Mediante códigos de barra, la empresa realiza la trazabilidad de los animales desde su arribo y a través de líneas de faena y producción hasta su envase.
La empresa mantiene rigurosos controles para lograr los más altos niveles de inocuidad alimentaria.
Sacrificio animal
Rioplatense tiene uno de los sistemas “más destacados” de sacrificio animal dentro del territorio argentino, procesando así alrededor de 1,800 cabezas de ganado bovino por día.
“Rioplantense siempre fue una empresa eficiente en lo que se refiere a la velocidad y efectividad del sacrificio animal”, según cuenta Lucas Gonçalves, gerente de la planta de procesamento del Frigorífico Rioplatense.
La línea de faena mide más de 120 metros de largo y facilita la observación tanto de los operarios como de todas las máquinas y herramientas bajo operación. Lo que procede el momento del sacrificio es la remoción de piel del animal, donde existen tres máquinas dedicadas a esta actividad en específico.
La empresa mantiene rigurosos controles con el objetivo de lograr los más altos niveles de inocuidad y seguridad alimentaria en la producción de carne.
“Se trata de que nadie toque la carne directamente de manera que se mantenga un alto grado de inocuidad”, destaca Stanley Hogg, director de operaciones del Frigorífico Rioplatense. “La limpieza es clave para cada una de nuestras operaciones”.
Rioplatense está ubicada a 40 kilómetros al norte de Buenos Aires en la localidad de General Pacheco
Trazabilidad
Rioplatense diariamente emplea un sistema electrónico en tiempo real que mantiene la trazabilidad desde el arribo del animal a la planta, hasta el envasado y la distribución del producto.
“Siempre garantizamos la trazabilidad,” comenta Gonçalves. “Este sistema cuenta con toda la información necesaria para el productor”.
Dicho sistema de adhesión voluntaria en Argentina posee los datos referentes a la ubicación y origen de la granja de donde provino el animal, la identificación del tipo de animal, la fecha del sacrificio, la clasificación del corte, entre otros datos.
Costantini comenta al respecto que la trazabilidad “es un gran beneficio” para la empresa, los productores y los consumidores, y que pueden monitorear el producto en línea a cualquier momento.
Así mismo, agrega, es posible trazar el producto hacia atrás y verificar su origen por si surge algún problema durante la producción.
A principios del 2017, Rioplatense realizó una inversión para modificar sus líneas de producción.
Automatización
A principios del año 2017, Rioplatense realizó una importante inversión con la meta de modificar sus líneas de producción y de proveer un mayor nivel de automatización en el sector de envasado.
Fue así como la empresa construyó una línea de producción donde los operarios remueven el hueso del cuarto de la canal y después, vía una cinta transportadora, pasa al área de deshuesado.
Con la mencionada inversión, la cantidad de kilogramos, tanto por hora como por operario, registró una “considerable mejora” comparado con las cuatro mesas individuales anteriormente utilizadas.
“Es un modo favorable de producción”, dice Costantini. “La gente trabaja mejor y la velocidad del trabajo resulta mucho más eficiente”.
Los cortes, después de pasar por el proceso de deshuesado, llegan a la sección de envasado donde el producto se envasa y se pesa con una balanza automática.
Ante este escenario, Frigorífico Rioplantese siempre está estudiando proyectos de ampliación, planes de inversión y hasta nuevas oportunidades para comercializar sus productos de carne bovina en un mayor número de destinos.
“Nuestro compromiso es y seguirá siendo con la calidad y la satisfacción del cliente”, concluye Costantini. “Nos dedicamos a esta estrategia y así hasta el día de hoy tenemos una clientela muy fiel”.
Lea aquí este reportaje especial sobre el Frigorífico Rioplatense, publicado en la revista CarneTec.
