Este sector genera más gases de efecto invernadero que el de transporte, además es una de las principales causas de la degradación del suelo y de los recursos hídricos
El sector ganadero afecta seriamente al medio ambiente a nivel global, informa un estudio de la FAO, publicado hace pocos años con el título Livestock Long Shadow, a la vez que puntualiza que la producción ganadera produce un 9% del dióxido de carbono derivado de las actividades humanas, un 65% de óxido nitroso, un 37% de metano y un 64% de amoníaco, lo cual contribuye a acidificar la lluvia. Estos gases se producen en los intestinos de las reses al momento de la digestión y en la descomposición de su estiércol, situación que unida a devastación de los bosques y selvas para la instalación de nuevos hatos ganaderos agrava considerablemente la contaminación ambiental. Complementariamente este estudio de la FAO indica:
- Que la infraestructura para la producción ganadera a nivel mundial ocupa un 30% de la superficie de la Tierra. Solo en el Amazonas, considerado como el pulmón de nuestro planeta, un 70% del terreno ya está siendo utilizado para ganadería.
- Que los rebaños degradan la tierra, compactándola, erosionándola y convirtiéndola en zonas muy vulnerables a la desertificación.
- Que los antibióticos y las hormonas que se les suministran a las reses, así como los fertilizantes y plaguicidas e insecticidas que se aplican en los procesos de producción ganadera, contribuyen a contaminar la tierra y la atmósfera.
- Que la ganadería intensiva perturba los ciclos del agua, reduciendo la reposición de agua en las capas superiores e internas de la tierra, lo cual constituye un problema que va aumentando a medida que la población humana crece.
Ante esta encrucijada productiva y ante la consideración de que la población continúa creciendo al igual que la demanda mundial de alimentos y particularmente de carne, se llega ineludiblemente a la conclusión de que al seguir realizando la producción de carne de la misma forma inadecuada como históricamente se ha hecho en el mundo se continuará observando la tala indiscriminada de árboles y plantas, ante el olvido de que nos es imposible vivir sin oxígeno, pero que sí nos es posible vivir sin comer carne o por lo menos sobrevivir con mucha menor cantidad de ella. Esta flagelante realidad ha conllevado a muchos productores en el mundo a implementar ejecutorias empresariales saludables al medio ambiente, entre las que se pueden resaltar:
La reconversión láctea
La reconversión láctea es un enfoque productivo que ya se está adelantado en algunos países desarrollados del mundo. En España, Asturias, esta modalidad productiva agropecuaria, ha posibilitado la obtención de vacas mucho más productivas a partir del mejoramiento genético; proceso que ha permitido la reducción del área de las granjas, en razón de que se necesita un número menor de vacas para alcanzar mayores producciones de leche.
Este proceso de reconversión tecnológica ha ocasionado el declinamiento productivo de muchas haciendas lecheras cuyos propietarios no se subieron al carro de la reconversión y se fueron quedando atrás hasta desaparecer.
Implementación de sistemas silvopastoriles
Los sistemas silvopastoriles constituyen mecanismos multifuncionales que ofrecen sombra y alimento a los rumiantes, bienestar y estabilidad del agroecosistema.
Lo primero para establecer un sistema silvopastoril en ganadería es renunciar la tala de árboles, ya que se ha demostrado que los árboles tienen una importante funcionalidad en la productividad, en razón de que Las altas temperaturas del medio pueden impedir el crecimiento de los animales después del destete y la producción de leche.
Para nadie es un misterio que algunos factores climáticos de los trópicos como temperatura, viento, humedad, precipitación, radiación solar, luz, nubosidad y presión atmosférica, que suelen afectar la productividad del ganado bovino, pueden enmendarse mediante una debida arborización de las áreas destinadas a la producción ganadera.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que no solo el mantener una población de árboles en los potreros, significa que se está constituyendo un sistema silvopastoril; ya que este concepto productivo requiere de un proceso de elección de la vegetación nativa que más beneficios preste a la alimentación y crecimiento de reses y las pasturas que más se adapten a las condiciones agro ambientales de la región. Esto significa que la instalación de un sistema silvopastoril implica la apropiación de una serie de medidas, basadas en principios agronómicos, en los que cada componente del sistema apunta a satisfacer condiciones favorables para el desarrollo de los semovientes, partiendo de lograr el equilibrio pertinente entre el metabolismo animal y las condiciones del agroecosistema que se pretende desarrollar.
En atención a esta apreciación, y acudiendo a la experiencia acumulada en el desarrollo de los procesos de ganadería tradicional, resultaría pertinente al instalar procesos silvopastoriles en entornos cálidos, recurrir al establecimiento de árboles de especies como: Mango (Manguifera indica), Matarratón (Gliricidia sepium), Totumo (Cresentia cujete), Campano (Samanea saman) , Leucaena (Leucaena leucocephala (Lam.)), Trupillo (Psorosis juliflora), entre otros; especies nativas con gran adaptación a las condiciones agroclimáticas de clima cálido, cuyo tallo alto permite el apacentamiento de las reses bajo su cobertura arbórea y cuyas estructuras foliares sirven de alimento a las reses en cualquier en periodos de sequía cuando escasean los pastos frescos.
Por: José Rafael Ballesteros Hernández
Fuente: las2orillas.co