egundo Verde tiene un campo en el partido de Daireaux, que está afectado en un 100% por el agua, por lo que fue declarado en estado de desastre agropecuario. No puede entrar al campo y la superficie se divide entre potreros que no tienen piso y lotes con agua en superficie. Todavía tiene el 80% del maíz 2016/17 sin cosechar.
Desde hace tres años, Segundo viene desarrollando esquemas de doble cultivo para mantener la napa baja. «Todo lo que va a maíz tiene una vicia previa y todo lo que va soja tiene como predecesor un centeno. Tratamos de mantener la napa baja con bombas biológicas, pero este año no alcanzó», dijo el productor, según un relevamiento de la consultora Globaltecnos.
En este contexto, el productor recuerda que la agricultura es una actividad de mucho riesgo que no se puede manejar. «Tendría que aparecer un seguro de inversión de costo accesible para enfrentar estas situaciones. Y, si no, habría que tener una reserva financiera propia, ahorrada en años anteriores, que permita soportar estos momentos aciagos. En el pasado, esa reserva estaba constituida por la hacienda de los campos mixtos, que hoy ya no está», señaló.
Denise Stephany Campion, radicada en un campo cercano a Andant, en el oeste bonaerense, debió abandonar el predio por la inundación y alquilar una casa en el pueblo, para poder seguir dando educación a sus hijos. Su caso se repite en muchas familias rurales.
En el manejo del campo donde vivía reina la incertidumbre y la imposibilidad de planificar la campaña agrícola 2017/18. «Con suerte, podemos pensar en sembrar la mitad de lo implantado el año pasado», señaló.
Además de los problemas excesos hídricos tranqueras adentro, en la zona se enfrenta la intransitabilidad de los caminos, que anula la planificación de corto y mediano plazo. «No estamos preparados a nivel vial ni hidráulico para enfrentar estos fenómenos recurrentes; deberían haberse hecho obras en momentos en los que no había agua y hace muchos años», indicó a Globaltecnos.
«Hay discusiones entre los intendentes de partidos vecinos y eso impide el desarrollo de un plan de cuenca que dé una solución regional al problema hídrico», agregó.
En Entre Ríos
En tanto en Entre Ríos los excesos hídricos complican los planteos productivos pero la situación es menos grave que en la provincia de Buenos Aires porque el agua escurre por terrenos quebrados.
Pablo Romero, productor de Gualeguay, mantiene el plan de siembras original pero debe adaptarla a la realidad diaria. «En la zona hay un atraso generalizado con las siembras de maíz. Habitualmente a fines de agosto-principios de septiembre se implanta el cereal, pero este año hay muy poco sembrado. Además, lo poco que se pudo establecer recibió 60-80 mm el fin de semana pasado, lo que genera un interrogante sobre su evolución futura «, apuntó.
Un problema serio en la zona es el colapso de los caminos, que impide el tránsito de vehículos pesados y de pasajeros. «Muchas veces, los camiones que transportan fertilizante y semilla se deben detener en lugar firme del camino cerca del campo y completar un acarreo corto con tractores y tolvas hasta los galpones», dijo.
En los tambos de la zona todos los indicadores van para atrás: la producción de leche cayó porque hay mucho pasto pero poco piso y por la falta de confort de las vacas. Las dificultades para el pastoreo también son visibles en los campos dedicados a la producción de carne, donde se deterioran pasturas y verdeos por el pisoteo. Los corrales de engorde enfrentan una situación crítica.