El engorde de bovinos a corral o confinamiento, que en algunos países se conoce como feedlot, tiene como meta convertir el forraje y granos alimenticios en carne, brindando una conformidad al producto final y maximizando la genética para producir carne de calidad. Dentro de esta actividad, que tiene una duración de aproximadamente 120 días, los animales también reciben vitaminas y minerales con alto contenido energético.
Así lo comunicó el Dr. Julio Cesar Tegli, colaborador de Wagyu 360, en su conferencia de la Tercera Jornada de Integración de la Cadena de Valor de la Carne Ecuatoriana, que fue transmitida por medio digital.
El especialista, nacido en Argentina, reconoció, en el marco de este evento digital que fue organizado por la entidad Red Alimentaria, que la etapa de engorde necesita cumplir con ciertos requisitos para proveer un producto cárnico de buen rendimiento y eficiente conversión en kilos de carne.
«Una vez que el animal está gordo o terminado, el proceso de engorde culmina y luego es enviado a los centros de faena» dijo el Dr. Tegli, subrayando además que con la genética adecuada se logra expresar la tan deseada grasa intramuscular o marmoleo en la carne, a diferencia de una terminación a pasto.
Esta grasa intramuscular, tan requerida por los productores, es una característica, que, con buenos cuidados, se obtiene productivamente en diferentes razas animales en menor o mayor medida de acuerdo a la genética. Las razas de ganado tales como Angus, Brangus y hasta Holstein, bajo este tipo de engorde a corral, logran llegar a niveles de calidad de carne, Choice y Prime.
En esto también influye la edad del animal y también la integración de subproductos en la dieta animal, agregó.
De acuerdo con el Dr. Tegli, las instalaciones ganaderas también son un factor influyente y requieren un diseño y adecuación en beneficio de los animales que «permite una máxima expresión de alimento transformado en carne». Un ejemplo de ello es la sombra para evitar el estrés calórico, que es muy importante para regular la temperatura corporal de los animales y asegurar que éstos no se sientan incomodos con climas extremos. Sumado a lo anterior, es necesario instalar un techo que proteja al alimento del ganado bovino en sus respectivos corrales para conservar su durabilidad.
Además, otro aspecto importante es que el transporte de alimentos a los animales del corral y de éstos a la planta de faena deberá tener distancias muy cortas. «Si en nuestras zonas, existe riesgo de diluvios e impide el transporte animal, puede ser catastrófico para todo el sistema», aseguró y recalcó que se debe hacer un plan de logística que sea práctico y funcione acorde a las necesidades.
El Dr. Tegli dijo al respecto que tener presente estos puntos relevantes de planificación a la hora de diseñar un feedlot «nos dará una ventaja competitiva, porque será mucho más económico y rentable el costo del traslado y esto repercutirá favorablemente en el costo final de los kilos producidos».
«Cada vez más los consumidores quieren saber no solo de donde viene la carne, sino también que estamos respetando el bienestar animal”, manifestó, agregando que ellos también buscan empresas que se comprometan a no generar daños al medio ambiente.
El finalizó diciendo que el cumplimiento de las etapas mencionadas darán fruto a «resultados beneficiosos y un buen retorno de inversión» y que «América Latina está lleno de países ganaderos y el engorde a corral está hecho para darle el broche de oro a nuestra producción».
Agradecimiento
Muchas gracias al Dr. Julio Cesar Tegli y al Dr. Abel Forlino, colaborador y fundador, respectivamente, de la empresa de consultoría Wagyu 360, por las informaciones brindadas para completar este reportaje. La empresa provee servicios en genética, reproducción y manejo animal, junto con el know-how técnico sobre los procesos del campo a la mesa para elaborar productos con alto valor agregado.
Para más información, visite www.wagyu360.com.ar o contacte hoy mismo al Dr. Abel Forlino a: abelforlino@wagyu360.com.ar.