Con el acompañamiento técnico del INTA, dos cooperativas del norte de la Patagonia llevan adelante esta práctica productiva para aprovechar la carne y la lana de las ovejas de refugo y categorías inferiores. Con una ganancia diaria de peso promedio de 120 gramos, el engorde a corral encadena todos los procesos productivos de la región y sirve como ensayo piloto.
El engorde a corral permite el aprovechamiento de animales que ya no dan rédito al productor, ayuda a descargar los campos y mejorar la calidad de la carne para lograr un producto apto para consumir y comercializar, asimismo se obtiene algunos kilos de lana para la venta. Esta práctica genera un ingreso extra para las familias rurales de la zona en una época del año sin actividad productiva. Con la coordinación integral de la Agencia de Extensión Rural (AER) Ingeniero Jacobacci del INTA, en Río Negro, la experiencia de engorde de la Cooperativa Agrícola Ganadera Calibui, en alianza estratégica con la Cooperativa Ganadera Indígena, se encuentra en crecimiento y con buenos resultados.
Andrés Gaetano –jefe de la Agencia Extensión Rural del INTA en Jacobacci– destacó que la experiencia de engorde a corral, que sucede por segundo año consecutivo en el establecimiento de la cooperativa, tiene dos fundamentos principales: “el primero es la sostenibilidad ambiental, descargar los animales de categorías inferiores que siguen pastando y deteriorando el pastizal del campo, sin propósito rentable, es una ventaja para la interfaz suelo. Y el segundo es la sostenibilidad económica, esta práctica genera ingresos en un momento productivo en el que no hay”.
El objetivo del INTA es sumar a más familias rurales para que se beneficien de esta operatoria y posicionar la estrategia en la región que promueve el buen uso de los recursos naturales. Es una práctica alternativa para esos animales que le hacen daño al ambiente y a su vez obtienen ganancias económicas.
La primera experiencia de engorde se llevó a cabo en 2022 y el segundo este año con un total de 680 ovejas viejas, 70 capones y 200 corderos engordados entre los dos ciclos de otoño e invierno. La ganancia diaria de peso promedio fue de 120 gramos. “El año pasado los productores recibieron $3.300 promedio en carne y este año recibieron $4.850 por animal. La Cooperativa no percibe dinero por la operatoria sólo recupera los fondos ejecutados en los gastos operativos –forraje, mano de obra, logística, tratamientos sanitarios, entre otros–”, indicó Gaetano.
En este sentido, el especialista del INTA señaló que los beneficios del engorde para el productor de la zona consisten en descargar los campos de animales que probablemente no se puedan vender –porque son muy flacos o viejos– y que van a morir en el invierno, y a su vez, generar ingresos desestacionalizados que sanean la economía de la familia rural y ofertan carne de calidad en un momento donde el consumidor no la consigue.
Gaetano detalló: “El año pasado una oveja vieja se comercializaba en no más de $2.500, mientras que en el engorde entre carne y lana en promedio percibieron $5.000, un 100 % arriba. Este año la oveja bien vendida rondó los $4.500, mientras que entre carne y lana se percibió un mínimo de $7.850”.
La actividad ovina en la Patagonia
La ciudad de Ingeniero Jacobacci se encuentra en el departamento 25 de Mayo de la provincia de Río Negro. Las principales actividades económicas rurales son la ganadería extensiva ovina y caprina, con más de 600 productores. Sus características climáticas pueden describirse como un clima árido frío con fuertes vientos. El invierno tiene temperaturas medias mínimas del orden de los -4.2°C.
En Jacobacci, entre abril y fines de octubre hay heladas, mientras que entre noviembre y marzo prácticamente no. El engorde a corral garantiza que los animales que posiblemente mueran en el invierno porque son viejos, están flacos o son corderos muy chicos no sigan en el campo comiendo pasto. Gaetano destacó que “en marzo a más tardar todos los animales de descarte que están en el campo se tienen que ir. Como no tienen mercado o el mercado para venderlos es muy marginal, esta práctica productiva los lleva a una red comerciable que es interesante para el productor y consumidor”.
Esta propuesta es una construcción colectiva que resuelve el problema, la Cooperativa Agrícola Ganadera Calibui hace el engorde, que surge de una necesidad de las familias rurales como de los productores que las componen, y con el acompañamiento del INTA resuelven los mecanismos de esta práctica con precisión.
Gaetano describió: “El animal come más alimento para no morir de frío, la ineficiencia que se genera por la cuestión térmica, con esta práctica productiva impacta menos. El engorde se hace para mejorar los márgenes económicos de estos animales que no generaban ganancias”.
Hace dos años el engorde se realiza en forma conjunta entre la Cooperativa Calibui y la Cooperativa Indígena, esta última aporta el 30 % de los animales y el financiamiento del 30 % de los gastos operativos totales del engorde.
En la actualidad esta es una actividad marginal dentro del sistema productivo. “Las cooperativas son las que hacen todo el trabajo, los asociados legalmente transfieren la propiedad de los animales a la Calibui para que los pueda comercializar y luego poder liquidarles las ventas de sus productos sin retención de beneficios”, aclaró Gaetano.
El INTA junto a las cooperativas diseñan la trazabilidad de todo el proceso productivo que conlleva el engorde, se esquilan los animales antes de enviarse a faena y eso permite tener un ingreso extra de lana. Con la intervención de los técnicos se lleva el registro de cuántos días estuvo el animal, cuánto engordó, cuántos kilos comió, y cuánta plata equivale en forraje.
“Si tenés estos animales y hay que comprar forraje es muy caro y engordar los animales en un corral en tu campo te esclaviza a esta actividad. En cambio, si lo hace una cooperativa achica los costos y te ahorra todo el trabajo”, puntualizó Gaetano.
El asesoramiento del INTA es integral, empezó en noviembre con el armado del andamiaje del engorde que se hizo este año. En febrero se redefinió la estructura que se iba a utilizar, la ración y el número probable de animales, se calculó la parte financiera de la operatoria que está dictaminada por el forraje que es el 85 % de los costos del engorde, para comenzar con esta práctica en abril.
El extensionista comentó que desde la AER Jacobacci se formuló un proyecto financiado por el Plan GanAr, con el aval de la Secretaría de Ganadería de Río Negro y de la Federación de Sociedades Rurales, el cual se encuentra en plena ejecución.
“El objetivo es montar toda la infraestructura necesaria para realizar el engorde a corral en el predio de la Cooperativa Calibui. Esto representará un sin número de ventajas respecto a realizarlo en un campo de un asociado, los cuales en promedio se encuentran a 85 kilómetros de distancia por caminos vecinales y/o rutas de ripio, a más de 1.100 metros sobre el nivel del mar con fríos extremos”, señaló Gaetano.
Las ventajas se pueden sintetizar en llevar el engorde de escala artesanal a mediana, Gaetano detalló: “se pasaría de una capacidad de 750 a 3.000 cabezas por ciclo, dado que el predio se encuentra sobre la ruta nacional 23, se anularían los riesgos que representan una fuerte lluvia o nevada para llevar forraje y/o retirar hacienda a faena, mejorar la eficiencia de conversión forraje por ser un lugar no tan elevado y no presentar un frío tan hostil, y también mejoraría la eficiencia económica al reducirse los costos de logística para llevar el forraje y realizar los monitoreos semanales de control, como así también para trasladar la hacienda terminada a faena”.
Las renovaciones que se encuentran en ejecución están orientadas a promover esta práctica, el engorde a corral es parte de una cadena que está relacionada con todos los procesos productivos de la región, lo cual es clave ya que la ciudad tiene como principal actividad económica a la ganadería extensiva ovina y caprina.
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