El INTA y Senasa desarrollaron Bienest.AR, una herramienta basada en el protocolo europeo Welfare Quality®, de reconocimiento mundial, aunque ajustado a los corrales locales con innovaciones como confort térmico, incomodidad por moscas y anegamiento, entre otros. El aporte abre la posibilidad de certificar la producción.
En la Argentina, al menos el 40% de los bovinos pasan por sistemas de engorde a corral y hay unos 1.200 feedlots registrados en el Senasa. En ese contexto, y atendiendo los requerimientos de los consumidores de todo el mundo, resulta clave contar con un protocolo de evaluación que brinde garantías sobre bienestar animal.
A nivel global, el europeo Welfare Quality® es una reconocida herramienta de evaluación de la temática, ampliamente utilizada en establecimientos de engorde de bovinos. Sin embargo, no todos sus indicadores son compatibles con los sistemas locales. Por eso, profesionales del INTA y el Senasa, con el acompañamiento y financiamiento del Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), adaptaron sus principios a la realidad argentina.
El resultado fue Bienest.AR, el primer protocolo sobre bienestar animal de Latinoamérica, presentado el lunes pasado. Se trata de un documento mejorador, que Leandro Langman, coordinador del proyecto de bienestar animal del INTA, describió como “un logro de vanguardia para la región”, que ya acapara la atención de pares en México, Colombia, Paraguay, Uruguay, Chile y Brasil.
Por su parte, Débora Racciatti, coordinadora de Bienestar Animal del Senasa, fue un paso más allá al asegurar que “el protocolo facilita el análisis de situación y la brecha del establecimiento. O sea le permite al productor conocer el panorama inicial para saber qué le falta hacer para alcanzar sus objetivos”. r
A medida de la región
Para su elaboración, el equipo de especialistas se basó en los principios y criterios de bienestar animal desarrollados en el protocolo europeo Welfare Quality® (2009). “De los indicadores, identificamos y seleccionamos aquéllos que se pudieran aplicar de forma exitosa en nuestro país y sumamos otros no considerados”, explicó Langman.
Del principio de bienestar animal “Buena alimentación”, se agregaron los indicadores de disponibilidad de comedero y bebederos. Por su parte, el principio “Alojamiento y sectores de manejo apropiados” cuenta con otros indicadores tales como condición de anegamiento de los corrales, incomodidad por presencia de moscas, score de jadeo, provisión de recursos para reducir el estrés por calor, provisión de recursos para reducir el estrés por frío y condiciones de la zona de carga y descarga.
En cuanto al principio “Buena salud”, se sumaron los indicadores de estado ocular, score fecal, meteorización y animales que necesitan mayor cuidado. Y el principio “Comportamiento apropiado” cuenta con dos nuevos indicadores que son las vocalizaciones y el manejo abusivo.
Por último, Langman no dudó en agregar otro elemento diferenciador entre los protocolos: “Mientras el europeo sólo pone el foco en lo que sucede en los corrales, el nuestro también evalúa lo que ocurre en la carga y descarga de los animales, así como en la zona de manejo en la manga. Además, contempla la evaluación del confort térmico”, finalizó.
A su vez, la especialista del Senasa aclaró y remarcó que para utilizar el protocolo Bienest.AR es importante el acompañamiento y asesoramiento de técnicos del INTA. “Es clave estar entrenado para aplicarlo con éxito”, finalizó.