Una oferta abundante, que supera las necesidades de la demanda y determina precios reales a la baja, es lo que refleja el mercado ganadero. Se consumen entre dos a tres kilos per capita más que hace un año, pero con un valor real del novillito (350-390 kilos) en Liniers en declinación: el valor actual resulta 14 por ciento más bajo que hace un año y 15 por ciento más bajo que el promedio 2005-2017.
De lo que ha aumentado la exportación en el último año, el 70 por ciento se explica por la mayor demanda china y otro 17 por ciento por la recuperación de las compras rusas. Pero en ambos casos se trata de carne de vaca conserva y manufactura, o trimmings, o cortes de bajo precio, cuya mayor demanda no alcanza para arrastrar y hacer subir el mercado interno. Hoy la demanda doméstica se lleva 87 por ciento del total de la producción.
Más brecha
Por ahora son andariveles separados. China y Rusia son mercados muy necesarios, pero son los que menos pagan nuestras carnes. Una oferta muy alta, una demanda doméstica limitada, caída muy fuerte de los recuperos pagados a los matarifes, aumento de la recaudación impositiva en los sectores que antes pagaban poco o no pagaban. En pocas semanas se ha ampliado la brecha entre lo que recibe el ganadero y lo que paga el consumidor.
En cuanto a los precios del ternero de invernada (180 kilos), expresados en términos reales, resultan hoy un 16 por ciento más bajos que un año atrás. Y un 19 por ciento inferiores al promedio 2005-2017.
El mercado de invernada sufre el exceso de oferta puntual a causa de la seca y una demanda de los feedlots afectada por un valor del gordo declinante y por el fuerte aumento en el valor del alimento (maíz, pellets).
A este ritmo de ventas, la oferta de terneros comenzaría a reducirse en un par de meses. Pero la recuperación fuerte del valor del ternero (en términos reales y en relación al gordo) se afirmaría a partir de septiembre-octubre.
Las lluvias recientes han cubierto gran parte del país, pero han sido insuficientes todavía para revertir el pésimo estado de los campos, cuya receptividad ha caído drásticamente.
Donde llovió, y algo había llovido previamente, se ha aprovechado para sembrar verdeos y praderas, cuya superficie conjunta podría caer este año hasta un 50 por ciento. Un ruralista graficó: “Con las lluvias, lo que ha cambiado es el color de los campos y el ánimo de los productores, pero sigue muy complicada la perspectiva para el próximo invierno”.
En los corrales
El productor apura los tactos, vende toda la vaca que puede (vacía, flaca), y adelanta el destete, cuya sobreoferta es por ahora proporcionalmente superior a la oferta de vacas.
El destete es “adelantado, concentrado y masivo”, pero la oferta de vacas podría prolongarse por varios meses más.
La categoría “vacas” es la más numerosa del stock ganadero (23,4 millones de cabezas), pero hasta ahora el número de cabezas vendido en el primer trimestre del 2018 en forma adicional con respecto a igual período de año pasado (55 mil cabezas) no revelaría que se haya registrado un alivio masivo de los campos de cría.
Debe observarse que después de varios años de recuperación del stock, las principales zonas de cría del país –especialmente la Cuenca del Salado– están con una carga animal muy alta, como lo ha observado recurrentemente el Inta.
Hay menos forraje diferido, menos reservas de rollos que un año normal; y hay también menos reservas en volumen y calidad de silaje de maíz.
Ahora que muchas zonas tienen humedad en el suelo y que los campos naturales y praderas (lo que quedó) muestran una recuperación incipiente, la mayor preocupación se concentra en cuándo llegarán las primeras heladas y los fríos que detengan el crecimiento de los pastos. Ahí se verá con qué recursos forrajeros se enfrentará el invierno.
Lic Ignacio Iriarte
Analista mercado Ganadero