Un estudio científico, realizado por especialistas del Instituto de Suelos del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, determinó que alrededor del 26% del territorio argentino presenta niveles de erosión hídrica que superan las tasas tolerables. De allí se desprende que al año se pierden alrededor de 1.500 millones de metros cúbicos de suelo. Es una capa de 0,5 milímetros de espesor.
“Estamos perdiendo no solo aquellos suelos que son la base de las producciones agropecuarias del país, sino que descuidamos los servicios ecosistémicos que nos prestan, como el almacenamiento de carbono”, advirtió Miguel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA.
Entre Ríos es una de las provincias que mayores dificultades enfrenta por una característica de su geografía: las famosas “cuchillas”, que generan pendientes importantes. Jorge Gvozdenovich, especialista en manejo y conservación de suelos del INTA Paraná, explicó que cuando llueve la gota golpea contra el suelo, y el grado y la distancia que tenga la pendiente del paisaje hacen que el agua que no se infiltra en el lote tome velocidad y arrastre suelo.
Así quedan los lotes con pendientes importantes cuando no se toman medidas de manejo para controlar la erosión.
“La lluvia se lleva la materia orgánica y los nutrientes que están en los primeros 20 centímetros. Es un proceso rápido y degrada la fertilidad del campo. Si no se controla este proceso, la erosión reduce los rindes de los cultivos”, avisó Gvozdenovich.
Federico Fritz, especialista en suelos del área de Ambiente de Aacrea, coincidió en que la pérdida de productividad de las tierras no solo daría lugar a menores rendimientos agrícolas, sino también provocaría cambios socioeconómicos en muchas regiones. “Conservar el suelo es fundamental para la sostenibilidad de las generaciones futuras”, señaló.
Juan Gaitán, especialista del Instituto de Suelos del INTA, adelantó que el problema podría agravarse en el futuro.
“El aumento en la demanda mundial de alimentos impulsará una mayor presión de uso sobre los recursos naturales y el cambio climático provocará eventos extremos de precipitaciones más frecuentes, lo que también acentuará mucho más la erosión”, señaló.
En ese contexto, la fórmula para una producción más sustentable es una agricultura que proteja y aproveche mejor los recursos. “La sistematización de los lotes con terrazas de evacuación es una estrategia sustentable y está comprobado que reduce hasta un 90% la erosión”, aseguró María Fabiana Navarro, especialista del INTA.
“La siembra directa por sí sola no alcanza para controlar la pérdida de suelo. No debemos perder de vista que hay señales, como los pequeños surcos originados por el relieve, más las huellas que dejan las máquinas que generan cárcavas que permanecen de una campaña a otra”, aseguró Pablo Guelperin, profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y técnico de Aapresid.
La siembra directa colaboró a mitigar la erosión al generar mayor cobertura.
En los lotes entrerrianos, el sistema de terrazas viene dando muy buenos resultados en la lucha contra la erosión. “Es una técnica sencilla, eficaz y básica para la conservación, que aumenta la producción, disminuye la escorrentía y reduce la pérdida de suelo”, describió Gvozdenovich.
En la Argentina, por el tipo de paisaje e intensificación de las actividades agropecuarias, sería recomendable la realización de cultivos en terrazas en unas cuatro millones de hectáreas, pero el porcentaje que las adoptó es mucho menor.
“En la actualidad, se estima que la superficie sistematizada con terrazas para el control de la erosión llega a unas 900.000 hectáreas”, confirmó Roberto Casas, director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua de la Argentina (Prosa).
Para el especialista es clave que la aplicación de esta tecnología se extienda a las tierras onduladas de Salta, Jujuy, San Luis y algunos sectores de Santiago del Estero, además de continuar su difusión en la región pampeana.
La Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Paraná es pionera en el desarrollo de tecnologías para el control de la erosión hídrica. “En la provincia, la construcción de terrazas en los lotes hoy representa solo el 25% del área agrícola. Si tenemos en cuenta que casi el 70% de los suelos aptos para cultivos tienen distintos grados de erosión, vemos que todavía tenemos un largo camino por recorrer en la preservación del recurso ”, concluyó Gvozdenovich.