Al igual de lo que venimos solicitando desde CRA, entre las conclusiones de la pasada edición de la Jornada Nacional del Agro(Jonagro) surgió la urgencia del sector en encontrar la tan necesaria competitividad, que precisa de cambios profundos en la macro economía y una reforma impositiva integral que sea federal en el amplio sentido para generar valor agregado, empleo y desarrollo territorial.
La falta de competitividad es un problema que nos aqueja a todos. El productor es eficiente tranquera para adentro, pero la falta de competitividad comienza cuando los camiones se van de los campos y asoman los problemas que persisten en los caminos, la falta de conectividad, la superposición de impuestos, y los altos costos logísticos, de financiamiento y laborales.
Hay que revisar todos estos costos porque no podemos competir en inferioridad de condiciones. De esto se trata también ser productivos.
También la competitividad debe ser vista en aspectos internacionales. Algunas últimas decisiones de países como Estados Unidos en materia de comercio exterior obligan a la Argentina a redefinir el camino que va a tomar, si es a través de tratados de libre comercio o vinculándose con el Mercosur. Por ejemplo, que el vino chileno pague aranceles más bajos que el argentino en países como Estados Unidos es otra condena que nos esmerila frente a competidores directos.
Hoy los desafíos deben estar contemplados dentro de una agenda de reclamos que nos lleven a soluciones en política internacional. Y es un doble desafío porque hay que disponer de conocimiento y se debe contar con los mejores hombres para buscar y alcanzar lo que necesitamos.
Es preciso en relación a la reforma impositiva que se vislumbra llevaría adelante el Poder Ejecutivo que el sector agroindustrial sea escuchado. Esta reforma debe tener en cuenta los descalabros económicos y financieros que causan en los productores la superposición de impuestos nacionales, provinciales y municipales. Si bien son tres ventanillas distintas las que cobran, el bolsillo del productor es uno solo para pagar.
Nuestro país está atravesado por temas pendientes que deben ser solucionados como el reordenamiento territorial, la seguridad jurídica y la reivindicación violenta mapuche, y para ello solo hay una gran respuesta: un Estado presente y una Justicia que realmente funcione. Nadie debe estar por encima de la ley.