Estados Unidos dirige menos del 1% de sus exportaciones a China. Pero al ser un importante proveedor de carne porcina, se podrían sumar turbulencias a la contienda entre las principales potencias del mundo.
El primero anunció la aplicación de aranceles adicionales sobre acero, aluminio y otros productos provenientes de China, basados en supuestas ventajas indebidas. Inmediatamente, China identificó más 100 grupos de productos sobre los que aplicaría una medida similar, en retorsión.
Entre los mismos se encuentran las carnes y menudencias vacunas. Sin embargo, como EE.UU. tiene menos de un año desde su reincorporación a ese mercado, tras 14 años de prohibición por el caso de vaca loca de 2003, y las exigencias en materia de trazabilidad y no uso de hormonas son muy complicadas, sus ventas son muy escasas. Menos del 1% de sus exportaciones de carnes se dirigen a China y, en el caso de menudencias, el porcentaje es aún menor.
No sucede lo mismo en el caso de la carne porcina, producto también incluido en la mira china. El 10% de las ventas externas de Estados Unidos se embarca a ese mercado asiático, más de USD 200 millones por año, y es mucho más grave en el caso de las menudencias porcinas. Un tercio de las mismas va a China, por más de USD 400 millones al año.
En general, los analistas se sorprenden por la velocidad con que China anunció su retaliación y destacan que son productos (mayormente agropecuarios e industriales) que golpean a la base electoral de Trump.
El hecho de que la carne vacuna, hasta ahora, no integre la lista de productos impactados por los escarceos de esta guerra comercial no debe quitarle foco ni atención a esta problemática, cuyas sombras ya han afectado las bolsas del mundo.
