En primer lugar, es necesario diferenciar entre la industria exportadora y la consumera.
La exportadora está trabajando a full, con la capacidad instalada a tope, mayormente por el fenómeno China pero también atendiendo eficazmente otros mercados, como la UE, Rusia, Chile o Israel.
La consumera, es justo reconocerlo, se encuentra en una situación más delicada, con un mercado interno deprimido y en algunos casos incluso con rentabilidad negativa. Muchos de los frigoríficos consumeros están visualizando que la salida exportadora –aún a destinos con de baja exigencia- puede ser una buena opción aunque se enfrentan con la misma realidad económica que afecta a tantos otros sectores: la inversión se hace prácticamente imposible con las tasas actuales.
Lo esperable en el corto plazo, para la industria consumera, es que se recupere el valor del salario ya que -como sabemos desde el IPCVA- los argentinos aumentan el consumo de carne vacuna ni bien mejoran sus ingresos.
No sería extraño que rápidamente, ante una pequeña recuperación económica, se vuelvan a consumir 55 kilos per cápita al año (actualmente estamos en 50). Esta situación tan esperable, no obstante, es distinta a la de otras épocas ya que existe una fuerte competencia de las otras carnes (pollo, cerdo) en el mercado interno.
Volviendo a la industria exportadora, las tasas también son un freno para aumentar la capacidad de congelamiento y los depósitos para productos congelados –uno de los aspectos más críticos para seguir creciendo-, ya que para ello se requiere de una gran inversión que pocas fábricas están realizando con recursos propios, sin un financiamiento razonable.
En definitiva, la industria -“toda” la industria frigorífica- puede seguir creciendo pero con acceso a un financiamiento acorde que le permita complejizar su operación y profesionalizar aún más su estructura.
Y, por supuesto, más allá del resultado de las próximas elecciones, será necesario mantener y profundizar en el tiempo la articulación público-privada que tan buenos resultados le dio al país, como quedó demostrado en los últimos años, generando empleo y divisas.
FUENTE: Jorge Torelli – Clarín