La incidencia de diabetes tipo II y factores de riesgo asociados como la obesidad e intolerancia a la glucosa, se incrementaron notablemente en la población occidental. En los últimos 10 años, se corroboro con estudios en animales domésticos que el riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades tiene origen en una mala nutrición durante la gestación y fallas en el desarrollo fetal.
Dado que la subnutrición de las vacas de cría puede causar falencias a largo plazo en la descendencia, el efecto de la restricción proteica es materia de estudio para la comunidad científica orientada a la nutrición animal.
Al tener en cuenta los aspectos fisiológicos de los bovinos durante la gestación en la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA se impulsa una línea de investigación que estudia cómo incide la nutrición de la vaca durante la gestación sobre la futura descendencia. El objetivo de uno de los trabajos fue “evaluar la respuesta a la infusión de glucosa (GLU) de novillos paridos por vacas que recibieron dietas con distintos niveles de proteína bruta (PB) durante el último tercio de gestación”.
Según explican los técnicos a cargo del ensayo realizado en el campo experimental del INTA “dietas con bajos niveles de proteína bruta durante la gestación pueden generar retardo del crecimiento fetal con consecuencias a largo plazo en la descendencia”. Existen evidencias que indican que “el desarrollo y crecimiento del páncreas es crítico durante la segunda mitad de gestación y en la vida posnatal temprana”.
En el ensayo “se utilizaron vacas multíparas de raza Angus a las que en corrales se les asignó el cien por ciento de los requerimientos energéticos hasta el parto”. Según comentan los técnicos “después del parto las vacas fueron manejadas en forma conjunta pastoreando avena y pasturas perennes hasta el destete, a los seis meses de edad”.
Los terneros machos “fueron recriados en campo natural hasta los veintiún meses de edad y luego con una dieta de terminación en corrales individuales durante ciento veinte días”. Para tal fin “se asignó una dieta ad-libitum compuesta por grano de maíz entero (80%), concentrado proteico y mineral (10%) y silaje de maíz (10%)”. Después de 90 días de confinamiento “se seleccionaron al azar cinco novillos de cada tratamiento a los que se les realizó un test intravenoso de tolerancia a la glucosa”.
Como parte del ensayo se hicieron controles de glucemia determinándose la concentración de insulina y glucosa con prácticas repetidas en el tiempo.
La evaluación de los resultados obtenidos permitió a los técnicos de la Experimenta Cuenca del Salado del INTA notar que “la restricción proteica durante el último tercio de gestación de vacas de cría tiene efecto a largo plazo en la capacidad para regular la glucosa sanguínea y la concentración de insulina de la descendencia”