Desde que asumió el presidente Mauricio Macri en diciembre de 2015 varias de las principales cadenas productivas del país respondieron favorablemente a la quita de retenciones y liberación de exportaciones dispuesta por el Gobierno nacional.
Sin embargo, en el sector lácteo ocurrió todo lo contrario. Los especialistas creen que la Casa Rosada subestimó de alguna manera la crisis que viene atravesando la lechería desde hace varios años por las medidas intervencionistas del kirchnerismo.
Ya en 2016 -durante el primer año de gestión de Macri- la producción de leche en la Argentina cayó un 13% pasando de 11 mil millones de litros a 9.500 millones, según datos privados a los que accedió LPO ante la ausencia de información oficial.
Este año, según datos recolectados por el Movimiento CREA, la producción de leche caerá un 8,4% respecto a 2016. «Los costos se dispararon y las inclemencias climáticas impactaron negativamente en el sector», señaló la entidad técnica en un comunicado.
En tanto, los precios pagados por parte de la industria a los tamberos siguen ubicándose por debajo de la inflación. En los últimos seis meses los productores recibieron un aumento de apenas un 5,1%, ubicándose en un promedio de $ 5,74 por litro.
«Para los próximos meses se esperaría que el precio se mantenga o aumente. Por el lado de la demanda, el principal destino de la leche es el mercado interno», indicó CREA. «Hay cuestiones estructurales del negocio y el contexto que no están resueltas», agregó.
El problema es que la crisis del sector lechero ya se nota en las góndolas de los supermercados dado que la inflación de la canasta de productos lácteos se ubica muy por arriba de la suba de precios que registran el resto de los alimentos y bebidas.
El presidente de Confederaciones Rurales (CRA), Dardo Chisa, dijo que «la baja en la producción de leche se traduce de inmediato en menos productores, menor generación de empleo y consecuente menor actividad en los pueblos del interior».
Cabe mencionar que el pasado 7 de noviembre se reunieron por última vez los integrantes de la denominada «Mesa Lechera» en la cual los productores plantearon el desinterés por los créditos en un momento en el que muchos pierden dinero.
En ese encuentro, el propio Macri les pidió a los tamberos que «bajen los costos», mientras que el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, -un conocedor del sector- dijo que «si a los tambos no les dan los números, tendrán que cerrar».
El tema es que en los 12 años de gobiernos kirchnersitas se cerraron alrededor de 5 mil pequeños y medianos tambos, mientras que en el último año desaparecieron unos 343 establecimientos lecheros, según datos oficiales.
Como sea, algunos dirigentes rurales quieren que se implementen programas similares a los vigentes en Estados Unidos y Uruguay donde se asegura un precio mínimo a los tamberos y se crea un fondo de estabilización para afrontar periodos de crisis.
El próximo encuentro de la «Mesa Lechera» se llevará a cabo la segunda quincena de enero y, si bien no hay grandes expectativas de los dirigentes, se espera que haya una definición concreta por parte de la Casa Rosada acerca de la política para el sector.
En este contexto, quizás no fue casualidad que el primer viaje al interior del país (desde que ocupa el cargo) del ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, haya sido a un tambo en la localidad santafesina de Christophersen.
El problema fue que el tambo visitado por el funcionario no es del todo representativo dado que se trata de un gran establecimiento que pertenece a Adecoagro, que emplea a 160 personas y cuenta con 7 mil vacas que producen 250 mil litros de leche por día.
Como en casi todos los sectores productivos, la realidad de los tambos chicos, medianos y grandes es diferente y se calcula que con los actuales costos los pequeños tamberos ya están perdiendo un peso por litro de leche producido.
