La sequía generalizada que afecta al país impactará también en los tambos, complicando más la situación de la producción láctea. La suba de precios internacionales de los granos, junto a la caída de reservas para la alimentación, implicará un incremento de costos para el sector en un contexto de precios estables.
Gustavo Vionnet, de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe), señaló a LA NACION que la sequía generalizada de toda la pampa húmeda y subhúmeda implica que el maíz sembrado en septiembre y octubre pasados está mal, mientras que los de segunda están «destruidos en la mayoría de los campos».
Los tamberos ya le plantearon su preocupación al presidente Mauricio Macri a fines de febrero pasado en el marco de la reunión de la mesa sectorial. Señalaron a las autoridades que los costos crecen y que el productor no tiene rentabilidad.
Según las regiones, los productores están cobrando entre 5,70 a 5,80 pesos el litro y los tamberos aseguran que el costo de producción está por encima de esos valores. «Subió el dólar y el maíz y la soja subieron en dólares, por lo que el grano está 50% más arriba que a fin de año», apunta Vionnet. Una parte importante de la dieta en los tambos es con granos.
Los productores afirman que deben ajustar su bolsillo a los ingresos que tienen, por lo tanto compran menos granos y alimentan menos porque también hay pocas reservas y son de mala calidad. «Se entra en un proceso de iliquidez», describe Vionnet.
El planteo generalizado es que no hay un estímulo industrial que empuje a los tamberos, como lo serían mejores precios. En el caso del Gobierno, el reclamo apunta a los créditos del Banco Nación. La normativa de los créditos prendarios todavía no está disponible y los productores enfatizan que «no es lo mismo hipotecar un campo que prendar vacas».
El mapa de la producción lechera es heterogéneo en el país. Alrededor del 60% son tambos chicos, con bajo nivel tecnológico. El resto, explica Vionnet, tiene otra capacidad, mayor escala y eficiencia y hacen sus propios granos.
Según Vionnet, esa franja requiere un estímulo de precios -«la industria tiene colchón y puede pagar mejor»- y de inversión de largo plazo. «Ese dinero hoy no está; en ese segmento está la lechería del futuro y hay que actuar para que no se achique», señaló.
Fuente: La Nación