La sequía que está afectando a la soja y el maíz en el cinturón hortícola de la pampa argentina reducirá este año el producto interno bruto de la nación en US$4.800 millones, según uno de los primeros análisis del impacto económico de la falta de agua.
La estimación, realizada por la Bolsa de Comercio de Rosario, significa que Argentina perdería el 1% del PIB, ya que menos ingresos para los agricultores se traduce en “menos fletes, menos servicios financieros y de intermediación, y menos consumo”. Una encuesta de diciembre a economistas del banco central, realizada antes de que la sequía se apoderara de lleno de la pampa, proyectaba que la economía crecería un 2,9% en 2022.
El golpe al crecimiento llega cuando Argentina está negociando un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional para reprogramar US$40.000 millones de pagos adeudados a la entidad. El crecimiento económico y el ritmo de reducción del déficit fiscal han surgido como desacuerdos clave entre el FMI y Argentina.
Los cultivos aún tienen semanas para crecer y, dado que la sequía provocada por La Niña duraría hasta marzo, las previsiones de las cosechas pueden continuar cayendo, profundizando el daño económico más amplio. No obstante, ha caído lluvia en los últimos días, lo que puede mejorar las perspectivas en algunas áreas.
Las exportaciones netas de soja y maíz ahora alcanzarían US$2.700 millones menos de lo que Rosario pronosticó en septiembre, una cifra que será observada de cerca por la nación, que necesita dólares de exportación de cultivos para proteger el peso. La soja, fácilmente el cultivo de exportación más valioso de Argentina, se cosecha durante el segundo trimestre.