Rindes bajos en cosecha gruesa. Capital de giro disminuido. Tasas de interés positivas. Tipo de cambio congelado. Humedad insuficiente para sembrar cultivos de invierno. ¿Cómo seguir adelante con la siembra del trigo en este contexto?
La primera decisión es cuánta superficie asignarle. «No es bueno arrancar con el tanque vacío; hace falta un mínimo de agua útil en el perfil, pero la condición de otoño puede no ser la última palabra, en primavera puede cambiar», alerta el consultor Julio Lieutier. Por eso, con un valor aceptable de 70% de agua útil en el perfil a la siembra, que implica disponer en el suelo de 150 mm entre la humedad residual del cultivo anterior y lo que todavía pueda reponerse en otoño por lluvias, y si hay recursos económicos para sembrar trigo, el técnico aconseja no alejarse de la rotación clásica del norte de Buenos Aires. Esta incluye un tercio de trigo/soja, un tercio de maíz y un tercio de soja de primera. «Solo si es necesario endeudarse mucho y/o el perfil está muy seco aumentaría significativamente la proporción de soja de primera», aconseja.
Tecnología
La segunda decisión, definida la siembra de trigo, es la tecnología por aplicar. «Hay poco margen para desviarse del paquete óptimo empleado en campañas anteriores: se puede demorar un poco la aplicación de nitrógeno hasta macollaje o un poco después hasta tener en claro cómo desarrolla el cultivo y se puede aumentar la proporción de variedades cortas, pero no hay mucho más», enumera. La tercera decisión está vinculada a la estrategia comercial. El mercado pinta firme y en estos días hay US$190 por tonelada para la posición enero, que se pueden ir tomando. Estos buenos precios sostienen el margen ante rindes mediocres. Además, esos ingresos en cosecha «aceitan» y consolidan el flujo de fondos a fin de año y apalancan la siembra de granos gruesos. No obstante, «para que ese valor pueda aprovecharse, es necesario tomarlo hoy por medio de un forward o un futuro», alerta.
Arrendatarios
La cuarta decisión se asocia a la financiación de los insumos. «Si no se tiene todo el capital para implantar la superficie planificada, habrá que considerar cuánto riesgo quiero asumir definiendo cuánta deuda quiero y puedo tomar, en particular en campos arrendados, a qué tasa y cómo está la carpeta que piden las entidades», recuerda el experto. Este tema será crítico para los empresarios que alquilaron campos y perdieron capital de trabajo en esta campaña. En ese universo de empresarios hay dos situaciones: «El que viene haciendo bien su trabajo desde hace años, alquila buenos campos, hace números y no se arriesga queriendo ocupar los campos de sus competidores a cualquier costo, no ganará mucho en 2018, pero seguirá sembrando», observa Adalberto Sanz, concesionario de maquinaria agrícola del noroeste bonaerense. En cambio, otros empresarios que vienen malparados hace dos años no podrán pagar las cuentas de la campaña 2017/2018. «Para el próximo ciclo deberán endeudarse más de lo que ya están y su evolución no está nada clara», según la visión de Sanz.