La producción de carne y leche enfrenta un 2018 complejo, en donde confluyen un escenario climático de sequía y un fuerte incremento en los costos. Mientras el estrés hídrico recorta cada semana la cosecha gruesa, el precio de soja y maíz aumentó sobre el 40%.
Esta situación impacta de lleno en los alimentos balanceados, insumo básico en las producciones, avícolas y porcinas, además de la ganadería bovina y la industria láctea. Las perspectivas de producción granaria no son las mejores, y más allá del alivio parcial de las últimas lluvias, la producción gruesa argentina caería en 20 millones de toneladas.
En un relevamiento efectuado por Télam, referentes de las cadenas avícolas y porcinas detallaron el panorama de estos sectores. En el caso de Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), señaló que entre octubre del año pasado y febrero 2018, los precios de soja y maíz en el ámbito doméstico registraron incrementos del 41% en maíz y 42% en soja.
Según el directivo, este escenario supone un impacto del 17% en el precio final del pollo, que debería trasladarse al consumidor. Al menos por ahora no se presentó esta situación, porque según la inflación medida por INDEC, el pollo subió un 8% en febrero. Según Domenech, esta situación es explica en la reducción del IVA del 21% al 10,5%, que permitió absorber este diferencial.
Juan Uccelli, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP), remarcó que este eslabón vive una situación similar, con un incremento en sus costos del 35% en el primer trimestre de 2018. Pero a diferencia de los avícolas, y con el refuerzo que significó esta rebaja en el IVA, el directivo señaló que esta asimetría fue absorbida en gran parte por los productores.