Quizá enroscados en nuestras propias penurias, se nos escapen algunas tendencias que van a impactar de lleno en la actividad a corto plazo. Esto es peligroso, porque algunos, en el afán de mostrar las penurias de la actividad, terminan apretando el gatillo de una pistola que les está apuntando. El contrato social entre productores y consumidores está resquebrajado, por no decir roto, y los intentos de sutura naufragan ante la impericia en el manejo de la comunicación.
Ya estamos viviendo a pleno el tema de las “fumigaciones”, que es muy local. En el mundo desarrollado todos saben que las aplicaciones son necesarias, que los productos son seguros y que se respetan criterios técnicos básicos. Aconsejo, si tienen tiempo, que aprovechen estos días en los que se corre el Tour de France, para ver desde el dron que acompaña al pelotón de ciclistas: podrán observar los tramlines o huellas de las pulverizadoras, que bordean los pueblos con sus escuelas, hospitales y fábricas. Hacen cinco o seis pasadas por año y todo normal.
Donde la cosa no está digerida es en todo lo que tiene que ver con la producción de proteínas animales. Esta semana tuvimos una buena noticia, pero que revela el grado de avance de las propuestas de sustitución de la carne “posta” por la carne vegetal. Tacos’ Bell, la gigantesca cadena de comida mejicana, informó que después de reunirse con ejecutivos de Beyond Meat e Impossible Burger (las dos marcas que lideran el mercado de análogos vegetales de la carne vacuna), habían rechazado la oferta de incorporarla en sus menúes. Taco’s Bell les dijo que ya tenían un menú vegano y que la carne era carne. Las acciones de Yum (propietaria de la empresa, como también de Kentucky Fried Chicken y Pizza Hut) subieron 2%. Y las de Beyond Meat, que habían tocado los 200 dólares el viernes, bajaron a 165 (-20%).
Pero a no cantar victoria. Impossible food no cotiza todavía, pero viene de hacer una ronda donde levantó 300 millones de dólares. Entre los inversores están Google y Bill Gates. Es enorme la seducción que ejerce la propuesta de un tránsito desde el consumo de derivados de los animales a los productos vegetales. Lo que está en juego no es solo la ganadería, sino también la agricultura para la ganadería. Esto se llama maíz y soja, ¿les suena?
El bombardeo contra las carnes es muy fuerte. Felizmente, esta tendencia de Occidente se cruza con el sendero opuesto: los asiáticos, con China como abanderada indiscutible, están arriando con cuanto bicho que camina y va a parar al asador se produzca en el mundo. Esta semana levantaron la restricción a la carne británica, que estaba vedada desde hace 20 años por aquellos casos de vaca loca.
Pero por la cañería viene corriendo la burbuja anti productos derivados de animales. El activismo abarca a todos los rubros. Hace unos días el tambo Fair Oaks, sin duda el más moderno y bien cuidado de Estados Unidos, que produce una leche especial para Coca Cola, fue su nueva víctima. Una filmación aparentemente “trucha” mostraba que un par de empleados maltrataban a los terneros de la guachera. Varias cadenas de alimentos suspendieron sus compras, Mike Mc Cluskey –el dueño de Fair Oaks- tuvo que salir a ratificar sus compromisos con el bienestar de los animales y los trabajadores. Todas las organizaciones de cerdos, feedlots, aves y lecheras alertaron a los productores sobre la cuestión, diciéndoles “el próximo podés ser vos”.
Por eso hay que tener mucho cuidado con la forma en la que estamos haciendo las cosas. Así como el concepto de las Buenas Prácticas Agrícolas está calando hondo, es importante avanzar en las Buenas Prácticas Ganaderas. Es mucho lo que está en juego. No se la agarren con el mensajero.
Fuente: clarin