José Figueroa es productor de ovinos en el paraje de Pilo lil. Con su familia pasan los días en un campo cuidando que a sus 500 ovejas no las ataquen los pumas, ni los zorros. Desde su lugar, alejado de todo, cuenta que su gran salida y el contacto con el mundo es en las ferias. «Si no hay feria no te podés enterar que pasa con las razas, hacer intercambio. Uno trabaja en el campo y quedás aislado; sirven para que se conozca lo que uno hace, lo nuestro», dice.
Estos encuentros para la gente de campo, además de servir para la comercialización de animales, aporta al intercambio de conocimientos, experiencias y contribuye a acciones para el mejoramiento de la calidad de los productos neuquinos.
En el año, en la provincia, se desarrollaron unas 8 ferias ganaderas. La mayoría se concentran en los meses de noviembre y abril y logran reunir a productores principal mente mixtos, con ovinos, caprinos y bovinos. Las principales se hicieron en Zapala, Junín de los Andes, Villa Traful, Aluminé, Loncopué, Chihuidos y Chos Malal.
Figueroa habla con tonada gaucha y cuenta que su campo, ubicado a 50 km de Junín de los Andes y a 50 de Aluminé, está metido en la cordiller. Dice que es una zona buena, con mucha veranada. Él y su familia pasan allí invierno y verano aunque «es áspero con el frío y a la feria vamos todos, porque hay feria y diversión», dijo.
Apuestan mejorar las razas
Según datos del Ministerio de Prioducción de Neuquén, la provincia cuenta con 930.000 caprinos, 250.000 ovinos y 215.000 bovinos. Se podría decir que en la totalidad los caprinos, mayoría de ovinos y un 30% de los bovinos son criados por unos 2100 productores, principalmente de economía informal o subsistencia.
En el caso de Figueroa, lo suyo son las ovejas y la venta de lana de merino. Relata que éste año fueron a la feria de Aluminé y llevaron carneros para la venta y a la de Campana Mahuida donde hicieron un curso de inseminación de ovejas.
«Está buenísimo y esta temporada lo queremos hacer de vuelta. Hablando en directo, aprendés a hacer lo que hace el carnero, pero con la mano del hombre y eso nos da mucho avance en las razas. Se ve la diferencia de genética cuando vendes la lana, los micrones, la finura. Es más rentable porque por ejemplo podes tener en 1.000 ovejas pero vendés a 50 pesos la lana y no sirve, o tenés 500 con calidad, lo clasificás y rinde más», dijo.
En este sentido, en las ferias se comercializan principalmente reproductores machos de genética mejorada, lo que permite profundizar en el aumento de la productividad en cantidad y calidad de carne y fibras de los rodeos.
Pero además de la adquisición e intercambio de reproductores, estos eventos permiten difundir nuevos conocimientos y tecnologías sobre prevención de enfermedades, manejo ganadero y son un punto de encuentro. Figueroa cuenta que en una feria consiguió este año una perrita pastora raza Pirineo que adquirió entrenada, con dos meses a corral, para cuidar al rebaño del ataque de los zorros y pumas. Dice que a la noche es muy guardiana, pero en el día le cuesta mucho porque se le desparraman las ovejas.
«No le podemos pedir más porque es mucho trabajo. Pero nos dio resultado y quiero traer otra. Voy a esperar a la feria para ver si consigo. Hoy me llamó un muchacho de Aluminé para avisarme que ahora tienen una feria. Es buenísimo que se hagan. Además estoy esperando la de Campana Mahuida para ver si consigo otro carnerito», contó.
En algunas ferias ganaderas también es posible encontrar a la venta diseños en telar, tejidos a dos agujas y teñidos naturales, artesanías en madera y cuero y platería como parte del valor cultural más significativo de la cultura mapuche. Son estos productos los que transmiten identidad, saberes y valores de una comunidad que aprovecha el espacio para exponer sus trabajos y comprar materia prima.