Las reservas de humedad superficial se agotan y tambalean los planes de siembra en el oeste de la zona centro. El maíz avanza lento y ganan terreno el girasol y el sorgo.
La campaña agrícola 2024/25 avanza lentamente pero a paso firme, con el trigo en pleno desarrollo y buscando lluvias para concretar la implantación del maíz. Es que nadie quiere ser otra vez víctima de la chicharrita y sus enfermedades, por eso si hay una mínima humedad en suelo los productores se arriesgan a sembrar el cereal, aún poniendo en riesgo la germinación del cultivo.
Esta descripción de la realidad tiene su correlato con los datos que aporta la Bolsa de Comercio de Rosario en su último informe, donde detalla que casi en tiempo récord se sembraron 200.000 ha de maíz en la región núcleo. Desde la entidad señalan que “se siembra con un grado de locura impresionante porque nadie quiere desaprovechar la poca humedad superficial que queda”.
Mas allá de algunas necesidades puntuales -como por ejemplo la de los tamberos- con la falta de pronósticos de lluvias para los próximos días empiezan a aparecer otras alternativas para los lotes que no puedan sembrarse con maíz. Donde se implantaba el cereal en la modalidad tardía y la soja no supera los 30 qq/ha, resurgen el girasol y el sorgo.
En esta región en particular estiman que la superficie destinada al maíz se reducirá en un 50 % pero si no hay lluvias en septiembre, la caída podría ser aún mayor, llegando al 70 %. Ante esta realidad, en la zona núcleo el girasol y el sorgo vienen ganando terreno desde hace ya tres campañas y emergen como una opción defensiva y viable.
Por qué eligen girasol o sorgo
Con pronostico del fenómeno climático La Niña por delante -independientemente de su intensidad- estos cultivos tienen una mayor tolerancia a la sequía y las altas temperaturas. En el caso del sorgo, además presenta una característica particular: la latencia, a través de la cual puede retrasar la floración en periodos secos, aprovechando mejor el agua en momentos críticos y asegurando que el período crítico ocurra cuando mejoran las condiciones.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destacó además que “la cosecha temprana del girasol en febrero permite liberar los lotes para aprovechar la recarga otoñal y sembrar cultivos de cobertura o trigo”. Esto genera una mejora en el rendimiento, en la rentabilidad y proporciona ingresos económicos a principios de año, algo muy importante para el productor.
Avance de la campaña agrícola
El último Panorama Agrícola Semanal que publicó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) indica que el progreso intersemanal de siembra de girasol fue de solo 0,8 p.p. y cubre a la fecha el 8,3 % del área proyectada en 1,85 MHa. Las labores continúan limitadas a sectores puntuales del este de Chaco y noreste de Santa Fe que disponen de humedad, sin embargo, las limitantes hídricas continúan demorando la siembra en el resto del NEA y centro – norte de Santa Fe.
De no revertirse este escenario durante septiembre, podrían impactar negativamente en la superficie proyectada en estas zonas. Mientras tanto, al sur del área agrícola, continúan registrándose lluvias que acondicionan el estrato superficial de cara al inicio de las labores.
En cuanto al trigo, la entidad porteña destacó que “la heterogeneidad en la frecuencia y distribución de las precipitaciones comienza a acentuar la brecha en la condición del cultivo”. Según la BCBA, “el ascenso gradual de las temperaturas comienza a acelerar el pasaje entre etapas fenológicas e incrementa la demanda de humedad tanto atmosférica como de cultivo”.
A nivel país, de las 6,3 MHa estimadas hay un 70 % presenta un panorama bastante heterogeneo, donde al menos dos millones de hectáreas enfrentan una condición hídrica entre regular y mala. En el resto fallaron las lluvias que se esperaban en el invierno, por eso las que se puedan registrar durante la primavera serán determinantes para evitar más pérdidas.
Sin precipitaciones, los problemas no tardarán en llegar
Las áreas que quedaron excluídas del aporte de las lluvias comienzan a entrar en etapas críticas en condiciones subóptimas, lo que provoca nuevas pérdidas en la condición del trigo. En tanto, los sectores favorecidos por aportes hídricos, se están llevando a cabo labores de refertilización, incrementando la condición de cultivo entre buena y excelente.
La entidad bursátil precisó que «este gradiente de situaciones se despliega de norte a sur del área agrícola, concentrándose los mejores escenarios en las zonas más importantes productivamente para el cereal (núcleos norte y sur, y centro y sur de Buenos Aires y La Pampa). Así mismo, a nivel general continúan registrándose demoras en la fenología, que le dan al cultivo la oportunidad de esperar la ocurrencia de lluvias en el corto plazo.
Con este ritmo de precipitaciones, tambalea la chance de alcanzar una cosecha de 20,5 millones de toneladas.
Hay varias zonas de producción triguera que registran un “desecamiento generalizado debido a las escasas o nulas precipitaciones, tal como lo advirtió recientemente un informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) de la Secretaría de Agricultura. En ese informe se detectó que “las zonas más perjudicadas se concentran en el centro y oeste de Entre Ríos y Santa Fe, en el sur de Córdoba y norte de La Pampa, donde las reservas muestran valores de sequía”.
La campaña agrícola ya presenta desafíos y no será fácil lograr rendimientos ni rentabilidad, por eso es determinante buscar estrategias en las que la clave sea minimizar los costos. Las lluvias serán la otra cuestión para seguir de cerca, porque en gran parte de las zonas productivas la combinación con altas temperaturas puede hacer flaquear hasta el mejor planteo agronómico.
Fuente: meteored.com.ar
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