En el primer mes del presente año creció la participación de los mataderos municipales en la faena bovina argentina a causa de la crisis de demanda presente tanto en el ámbito interno como externo.
En enero pasado la faena registrada en la Argentina fue de 1.168.995 cabezas, de las cuales un 40,0% se procesó en establecimientos que liquidaron menos de 500 cabezas, según datos oficiales publicados por la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario.
En enero de 2019 se habían faenado en todo el territorio argentino 1.127.895 cabezas vacunas, de las cuales un 34,5% correspondían a mataderos que habían procesado menos de 500 animales.
La contrapartida de ese fenómeno es que el mayor procesador bovino, Swift Argentina S.A. –empresa controlada por el grupo brasileño Minerva Foods– el mes pasado faenó 36.703 cabezas versus 39.175 en el mismo período de 2019 (-6%).
Daniel Urcía, vicepresidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), aseguró que es escasa la posibilidad de que los matarifes municipales puedan “cumplir con sus obligaciones sanitarias, laborales, fiscales y previsionales, constituyéndose en posibles focos de actividad marginal”.
La situación de la industria frigorífica “hoy se encuentra toda en situación precaria, sin diferenciar consumo de exportación; tendremos que estar atentos porque los costos de insumos, laborales, servicios, impositivos han seguido subiendo, el valor del cuero no se recupera, de hecho se sigue en muchos casos pagando para que se retire y en ese contexto las empresas que no estén sólidas podrían tener problemas severos”, apuntó Urcía en un artículo publicado en el sitio de Fifra.
“El coronavirus hizo realidad el fantasma que todos algunas vez nos preguntamos: ¿qué pasaría si China deja de comprar carne? En el mientras tanto el comercio con dicho país se encuentra prácticamente paralizado, algunas cargas en tránsito han sido depositadas en otro puertos por falta de personal para recibir los embarques, otras se bajaron y están estacionadas en puerto, en otros casos se suspendieron los embarques y la carne está depositada en las cámaras de los frigoríficos argentinos, todo en definitiva son complicaciones”, añadió.
“Esta enfermedad viene a complicar lo que ya se había iniciado a fines de noviembre con la suspensión de operaciones y renegociación de contratos,; por ende, muchas empresas tienen mucha producción en depósitos de frío propios o de terceros que ahora deberán evaluar donde colocar esa mercadería, asumiendo perdidas y los problemas de liquidez, fiscales, operativos, etcétera, que esta situación genera”, explicó.
“Recordemos que a China se envía más del 70% de la exportación de carne de Argentina y que redestinar esa producción no es sencilla, incluso para algunos mercados supuestamente alternativos para esa carne puede que haya frigoríficos que no posean habilitación para esos destinos, como puede ser Rusia”, concluyó Urcía.