“La primera jaula que embarcamos para exportación, fue una prueba contundente. Demostramos que los novillos livianos, con buena área de ojo bife, son aptos para la Hilton. No necesitábamos cambiar el biotipo, evitando aumentar los requerimientos del rodeo de cría. Ahora, la idea es avanzar con este negocio, según las señales del mercado”, dijo el Ing. Agr. Juan Adolfo Lafontaine (en la foto junto a su esposa Alejandra), titular del establecimiento Sud Oeste y miembro de los CREA Laprida y Cabañas, durante las Jornadas Ganaderas de Pergamino.
Sud Oeste cuenta con 2.000 hectáreas en General Lamadrid, Buenos Aires, donde se hace ciclo completo y agricultura. Hay 1.100 ha de bajos, con agropiros y festucas implantados en los años ’70 y algunas promociones de raigrás; y 360 ha de pasturas de loma, en rotación con cultivos anuales. Tiene 1.100 vientres pariendo y recría y engorda todos los animales a pasto, sin corral en otoño-invierno, con muy bajos niveles de suplementación estratégica.
“La producción de carne viene creciendo desde la sequía de 2008/09 y hoy llega a niveles récord de 257 kg/ha, con un margen bruto de 317 USD/ha”, contó el empresario, a modo de carta de presentación, detallando los puntos estratégicos que hacen al logro de estos parámetros destacados.
“A través del monitoreo satelital, potrero por potrero, actualizamos el balance forrajero anual. Con esta información, aprovechamos el período de mayor disponibilidad de materia seca para llevar adelante una invernada corta, que es muchísimo más económica que la invernada larga de novillos pesados. En el último ejercicio vendimos 400 novillos para consumo con este modelo”, explicó.
¿Cómo se hace la invernada corta? “Hay un tiempo límite. Los novillos deben salir antes de que se destete la próxima camada. El pasto de invierno es estratégico para el sistema, pero es muy caro, entonces, hay que evitar que la invernada tome un segundo otoño-invierno. En cambio, un planteo que desteta en otoño, pasa el primer invierno con animales todavía livianos y los termina cuando la oferta de pasto es abundante, resulta sumamente económico. No es capricho que no haya novillos pesados, es caro hacerlos”, argumentó.
Ahora bien, la decisión de avanzar a la exportación también tuvo que ver con la otra pata del negocio. Sud Oeste tiene un rodeo de genética equilibrada entre musculatura y grasa, que le permite obtener altos rendimientos y facilidad de engorde. “La hipótesis era que si trabajábamos con novillos que crecen rápido y logran muy buena área de ojo de bife, a edad temprana, con bajo peso, podíamos despacharlos para la Hilton”, planteó.
Para Lafontaine, hacer novillos livianos para exportación era un desafío. “Cuando preguntábamos cuál era el peso apropiado para este mercado, nos pedían 450kg mínimo. Pero a mí me interesaba explorar ese rubro con pesos más bajos”, mencionó. Y reiteró que la invernada corta está asociada a aprovechar la curva de los pastos, comunes a toda la zona templada del país. “Entonces, los novillos livianos de exportación tenían que resultar mucho más rentables que los pesados de otros tiempos”, pronosticó.
Volver con eficiencia
El productor recordó que muchos años atrás, en esos campos hacían novillos pesados con invernada de 27 meses. “Luego, abandonamos esa actividad y desarrollamos la invernada corta para atender el consumo interno. Producíamos novillitos de 380 kg, con los modelos difundidos en los CREA de la zona. Poco a poco, fuimos afinando prácticas, haciendo mejoras continuas y llegamos a embarcarlos con 400 kg”, sostuvo.
Se implementó la toma y uso de información, los circuitos por ambiente, la nutrición preparto y el pastoreo selectivo, todo ello mediante una gestión ágil, con un equipo humano de niveles gerenciales partime y personal comprometido. “Hicimos foco en la preñez temprana, alcanzando 95% promedio, de la mano del pastoreo selectivo. El recorredor es quien decide el cambio de parcela, priorizando el estado corporal de los vientres, en vez de la prolijidad del remanente. A su vez, una logística eficiente, nos ayudó a obtener una altísima productividad humana, con más de 215 mil kg/año de carne por persona ocupada en ganadería”, detalló.
Según el empresario, recién ahora están en condiciones de incursionar nuevamente en la exportación. “Dejando los animales unos 45 días más, llegamos a un peso apropiado para ese mercado. La primera jaula de novillos, de 17 meses de edad, se vendió en enero de este año al frigorífico”, explicó, aclarando que se tomaron ecografías antes de embarcarlos, evaluadas en el centro de imágenes del INTA. “Con los datos en la mano, consideramos que habían alcanzado la meta. Detectamos cinco animales, que tenían sólo 425 kg, aunque el área de ojo de bife era de 60 cm2. Luego fuimos a la planta, habíamos acordado la visita, porque queríamos saber qué animales entraban en la Hilton y cuáles quedaban afuera. Finalmente, el 100% fue apto para la cuota”, reveló con orgullo.
¿Cómo se explica que una media res de 116 kg califique para exportación? “Habitualmente se habla de 125 kg. Pero nosotros veníamos seleccionando desde hace 18 años a favor del área de ojo de bife. Entonces, todo el rodeo ha respondido, eso no se hace de un día para el otro”, indicó. Y detalló: “los 34 toros que utilizamos el año pasado sirven para entorar vaquillonas de 15 meses, dan descendientes que crecen rápido y tienen parámetros de bife muy positivos, con engrasamiento adecuado”.
Lafontaine considera que el regreso a la exportación llevó tiempo, pero ahora saben cómo hacerlo en forma rentable. “Ya tenemos la prueba de que funciona. En la camada nueva hay cuatro jaulas en preparación y la idea es que en noviembre-diciembre las estemos cargando”, adelantó. Con respecto al resultado económico, destacó que si el novillo de exportación vale lo mismo que el novillito de consumo, como ocurre actualmente, los números son muy interesantes. “Producimos 40-50 kg más, en menos de dos meses, en una época que nos permite hacer kilos muy baratos. La rentabilidad es 30% superior a la exportación con invernada larga. Además, como la oferta de novillos pesados decae a fin de año, aparecen sobreprecios que coinciden con la salida del 60% de nuestra producción”, finalizó.
Por Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne