Aapresid destacó la importancia de conocer el suelo para analizar la siembra después de tres Niñas
Las lluvias llegaron tras el fin de la Niña, pero no fueron suficientes para recomponer la humedad del suelo. En este punto, la pregunta que se abre es si se debe hacer trigo o no.
En este punto, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) destacó dos aspectos claves a tener en cuenta la hora de tomar la decisión: estudio de suelo y fertilización.
El productor Jorge Mazzieri de Justiniano Posse, Córdoba, y Lucas Grajales de la consultora Hit analizaron la actualidad del sector. Al mismo tiempo, plantearon las condiciones necesarias para embarcarse en la campaña de trigo.
Análisis de suelo
Esta práctica es vital bajo las condiciones de incertidumbre sobre la humedad en el suelo. Conocer el agua útil será fundamental para encarar la campaña.
Mazzieri mencionó que en ninguno de los sitios muestreados en el sudeste de Córdoba encontraron más de 200 milímetros de agua almacenada hasta los dos metros. “Hay que considerar también que muchos perfiles salen de sojas que aprovecharon los 40 o 60 milímetros de lluvia que cayeron en marzo en el primer metro para terminar de acumular materia seca, pero por debajo no queda remanente”, comentó el productor cordobés.
Con este panorama, las necesidades hídricas van desde los 250 a los 300 milímetros. Desde Aapresid señalaron que las proyecciones climáticas para el trimestre mayo-junio-julio se observa un evento Niño neutral y generaría una recomposición de los perfiles.
“En un año como este, es factible sembrar con un 70 % de capacidad de campo en el primer metro. Asimismo, será clave tener recargas gravitacionales por lluvias de intensidades bajas y larga duración, para lograr un trigo bien implantado, competitivo con las malezas y próspero”, destacó Mazzieri.
Fertilización
La inversión en este punto es clave para la decisión de hacer trigo. Aapresid explicó que la manera de hacer eficiente la nutrición en años secos es con fertilización incorporada para asegurar una mejor distribución espacial del fertilizante.
El fósforo (P) se vuelve estratégico en el momento de la siembra de trigo. El equipo técnico de la asociación detalló que favorece la proliferación radicular inicial, permite mayor exploración del volumen del suelo para la absorción de agua, y puede favorecer la resistencia al vuelco y adelantar la etapa de madurez.
“En el caso del nitrógeno (N) es deseable dividir las dosis a la siembra y en macollaje, pero siempre incorporando la urea”, remarcó Grajales. Otro punto importante es la planificación.
