Invernada pastoril
La disponibilidad forrajera en campos de invernada llegó al punto mínimo del año y la preocupación actual de los productores es cómo y con qué suplementar la hacienda para que no pierda condición corporal y ritmo de engorde. Sucede que el aumento de peso no alcanza los valores de otros años a esta fecha porque la sequía estival dejó sus huellas en la productividad de las tropas.
Hacia adelante, y pensando que falta poco para el inicio del rebrote primaveral, el panorama para los invernadores muestra dos realidades diferentes: es más favorable para los pastoriles que para los feedlots. “Hay buenos fundamentos para producir carne a pasto y muchos interrogantes para la hacienda a corral”, resume un técnico ganadero.
Los primeros enfrentan un buen momento para comprar hacienda para invernada a 43-46 pesos por kilo, según peso, mientras venden el novillo gordo liviano a 42-44 pesos. Estos empresarios tienen un bajo costo de producción del kilo vivo y sus preocupaciones actuales se orientan a determinar la carga animal que pueda soportar el campo en los próximos meses, de acuerdo con el desarrollo de un evento Niño o Niña, considerando que las pasturas quedaron muy deterioradas después de la sequía estival.
Engorde a corral
Los engordadores a corral, en cambio, están afectados por la suba del precio del maíz, que superó ampliamente el aumento del precio de la hacienda gorda. Además, el cereal no puede reemplazarse por trigo o cebada, como en años anteriores, porque están más caros que el maíz. Las proteínas derivadas de la soja y de otros granos tampoco están baratas. Otros condicionantes son las tasas de conversión de alimento a carne, que se han deteriorado por el barro en los corrales de los meses anteriores. Ese fenómeno determinó que algunos establecimientos debieran sacar la hacienda de los corrales para llevarla a un piquete, con complicaciones para el abastecimiento de agua y alimento.
Los feedloteros también enfrentan el interrogante del precio futuro del gordo. “¿Va a acompañar a la inflación si la población pierde poder adquisitivo por la recesión?”, se preguntan. En síntesis: la situación de los engordadores a corral no es tan seria como la de los tamberos, que no tienen buen precio y sí altos costos. Pueden aprovechar un bajo precio de compra del ternero, un ítem relevante del costo total, pero deben invertir más para dar de comer todos los días a la hacienda sin tener muy claro cuál será el precio de venta de su producto.
Vacas protagonistas
La demanda que viene desarrollando China por carnes argentinas de bajo valor relativo está teniendo un impacto muy fuerte en el precio de las vacas destinadas a conserva y a manufactura. Los compradores de este tipo de hacienda pugnan muy fuertemente en los mercados y en los campos pagando precios que van de 20 a 25 pesos por kilo por animales que tenían pocos interesados dos años atrás. Desde abril hasta la actualidad hay mucha oferta de esta mercadería por el descarte originado por tacto rectal, que genera vacas vacías que no se pueden engordar rápido en muchos campos que perdieron pasturas en el verano. También hay buena demanda por vacas gordas.
Las de buena clase y conformación son compradas por los exportadores que abastecen destinos de mayor poder adquisitivo que China, que llegan a pagar precios que equivalen al 70-75 por ciento del correspondiente al novillo. Mientras tanto, las hembras para cría enfrentan un momento opaco porque la retención perdió fuerza en zonas mixtas. Una vaquillona preñada vale 14.000-15.000 pesos, lo mismo que 12 meses atrás, con una depreciación significativa si se mide en dólares, en toneladas de soja o en los insumos necesarios para producirla.
Fuente: La Nacion