Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), dialogó con Super Campo y perfil.com sobre la actualidad de la producción de harina en un contexto de aumento del precio de las materias primas y precios máximos y cuidados.
– ¿Cómo caracteriza la situación de la industria molinera?
– Por la gravitación de su trabajo en este momento que nos toca transitar en el mundo y Argentina, nos declararon industria y trabajadores esenciales y nunca faltó harina en ningún lugar del país.
– ¿Cómo está la oferta de trigo por parte de los productores?
– Cuando arrancó esta nueva campaña en el 20/21 con poca oferta de trigo. Generalmente, el productor cuando cosecha el trigo tiende a venderlo y la molinería pudo comprar poco, pero la necesidad de la población se desentiende de esa capacidad e comprar materia prima. Nosotros compramos en la medida que vamos moliendo, no es una industria que puede guardar la mercadería un año. Vamos comprando trigo todos los días, tenemos un stock de seguridad de un mes.
– ¿Cuánto disminuyó el poder de compra?
– En promedio, estamos en un 20 a 30% menos de trigo comprado en lo que va de la campaña de diciembre a febrero con respecto a la anterior. En febrero se enderezó un poquito el barco, aunque no es suficiente ni ideal, es de las peores en los últimos 20 años. El trigo tiene un gran precio, muy bueno para el productor y muy malo para nosotros, porque tenemos precios máximos en nuestra mercadería que nos impide trasladar el precio del trigo.
– ¿Cómo está la relación de costos de producción y precios al consumidor?
– El 80% de nuestros costos de producción, que es el trigo, aumentó 75% en un año, mientras la inflación y el tipo de cambio aumentaron un 40%. A nosotros se nos hace muy difícil estar en este momento con un solo aumento que nos dio el Gobierno del 9%, lo cual no nos permite cubrir el costo de producción. Un kilo de trigo cuesta 21 pesos y para hacer 1 kilo de harina necesito 1,5 kg de trigo y el precio máximo de un kilo de harina está alrededor de los 27 pesos, cuando debería estar alrededor de los 40 pesos. Y así pasa con los fideos, las galletitas y otros productos.
– ¿Qué opina sobre la política de precios de los alimentos del Gobierno?
– Creo que la política de precios cuidados y máximos es lógica pero cuando la política está destruyendo un sector industrial, evidentemente hay que barajar y dar de nuevo, porque lo último es la destrucción de la industria.
– ¿Qué están solicitando al Gobierno?
– Queremos ir acompañando de a poco, para tener previsibilidad y seguir fabricando a toda máquina, porque no se ha dejado de producir harina en ninguna parte del país. Pedimos ir, para salvaguardar a las industrias, volcar de a poco todo este tipo de incrementos. Entiendo y acompañamos al Gobierno Nacional en la pelea contra este cáncer histórico para el país que es la inflación, pero tenemos que proteger a las industrias también, porque no somos el enemigo.
– ¿Cómo está la situación de las exportaciones de harina?
– Las exportaciones eran un objetivo, pero con lo que estamos viviendo quedó un poco relegada. Tenemos el potencial para ser el número uno del mundo en exportación del, pero con la complejidad en los valores del trigo tan altos nos dejan en desventaja con respecto al resto del mundo. Hace una semana perdimos un aprovisionamiento de harina a Cuba de 50 mil toneladas por estar 50 dólares por tonelada más caros que Turquía. Eso genera mucha impotencia, teniendo una industria muy competitiva para dar el salto. En principio, el castigo que tienen las exportaciones a partir de las retenciones, segundo la sobrecarga de costos logísticos, que son mucho más altos respecto a otros países.
