La estimación oficial de las existencias bovinas en la Argentina al 31 de marzo de este año es de 53,95 millones de cabezas, casi idéntico al calculado para la misma fecha de 2018, apenas 17 mil más.
Las variaciones de las distintas categorías y de su ubicación por provincia tampoco representan algún cambio significativo.
Hubo leves reducciones en el número de vacas, vaquillonas y novillos, compensadas por aumentos en la cantidad de novillitos, terneros y terneras. La mayor baja corresponde a novillos (3%) y la mayor alza a novillitos (5%), habiendo sido los cambios en las demás de entre 1 y 2%. Variaciones homeopáticas, como se ve.
Otro aspecto a resaltar es que el número de terneros en relación al de vacas, que sirve como una aproximación al porcentaje de destete, aumentó un punto porcentual, para 62,6%.
Principales cambios en un año
La provincia de Buenos Aires fue la que más aumentó su stock con respecto a 2018, en 280 mil cabezas, dos terceras partes en machos. En el otro extremo, las principales disminuciones correspondieron a Chaco y a Corrientes, con 112 mil cada una.
Si los cambios se miden porcentualmente, de entre las 11 provincias que superan el millón de existencias, se destaca el aumento de 2% en Buenos Aires y la caída del 4% en el Chaco.
De las provincias que tienen entre 100 mil y 1 millón, sobresale el aumento en Río Negro con 7%.
Mapa de la recuperación
Desde el stock mínimo de 2011 se han recobrado 6 millones de bovinos en el país, 62% de lo que se había perdido en los tres años anteriores. Vale la pena aclarar que esta serie de estimaciones anuales arranca en 2008, pudiéndose inferir que el de ese año no había sido el récord, sino que se debería ubicar a éste en 2006 ó 2007.
En números absolutos, el mayor aporte, por supuesto, lo hizo Buenos Aires con casi 3 millones de animales, seguida por La Pampa con 800 mil. Más atrás, le siguen Córdoba y Salta con unas 400 mil cada una.
La principal baja, y casi única, se observa en Corrientes, con 140 mil.
La participación regional ha tenido cambios muy menores. En una clasificación personal, si se quiere arbitraria, comparamos lo sucedido en Buenos Aires, cuyo enorme peso individual “contaminaría” los resultados de la región pampeana, en lo que llamamos la región Centro (Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, La Pampa y San Luis), NEA (Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones), NOA (Santiago, Salta y menores) y Patagonia. Quedan fuera de esta clasificación tres provincias cuyanas, con pocos animales.
Desde el mínimo de hace ocho años, se destaca el cambio en Buenos Aires, con el mencionado aumento de 3 millones de cabezas, seguido por el incremento de casi 2 millones en la zona Centro y las 800 mil del NOA. El NEA casi no registra crecimiento.
Expresado en términos porcentuales, llevan la punta el NOA y la Patagonia con 26-28% de incremento, seguido por Buenos Aires con 18% y Centro con 10%.
Con estos cambios, en los mencionados ocho años, el peso de cada región casi no ha cambiado. Buenos Aires pasó del 34 al 35% del total nacional; el Centro de 38 a 37%; el NEA de 19 a 17%; el NOA, del 6 al 7%; y la Patagonia se mantiene en el 2%.
Estos datos sirven para poner en contexto expresiones tales como el corrimiento de la ganadería a zonas “marginales” o el crecimiento de ciertas regiones. Lo que ha sucedido es que el avance de la agricultura de los últimos años ha desplazado a los animales a tierras más marginales, pero mayormente dentro de las mismas zonas.
Sin liquidación
Los números de esta última estimación le dan un mentís a la proliferación de declaraciones y advertencias acerca de una supuesta liquidación a la que habría entrado la ganadería argentina, que últimamente habían redoblado su apuesta al mencionar porcentajes de vacas preñadas en la faena, afirmación inverosímil y sin ningún fundamento.
Si bien se ha frenado el crecimiento del stock, que gradualmente se venía observando en los siete años anteriores, se puede hacer una lectura positiva de lo ocurrido desde marzo de 2018.
Si se considera que los precios en buena parte del año pasado fueron relativamente débiles y que las tasas de interés fueron astronómicas, inclusive en términos reales (deflacionados), el mantenimiento de las existencias refleja la voluntad de los ganaderos en sostener su negocio y las perspectivas atractivas que hacen prestar menos atención a la coyuntura.
También el (leve) aumento de la relación ternero/vaca, tanto en comparación a 2018, ya mencionada más arriba, como en relación al muy pobre 2011, cuando se anotó 59%, y a 2008, cuando fue de 60%, representa una nota positiva.
La contracara es que el número de machos, tanto en las categorías de novillitos como de novillos, no termina de despegar y esto constituye la traba más importante a un mayor incremento de las exportaciones en el corto y mediano plazos.
Otro déficit es que, pese al señalado aumento en la relación ternero/vaca, el porcentaje de destetes es indefendiblemente bajo para el desarrollo y la potencia de la ganadería argentina.
Por Miguel Gorelik, Director de Valor Carne