Según un informe privado, debido a la retención de animales que llevaría a cabo el sector ganadero, la producción vacuna bajaría reflejando también una contracción en el consumo interno. Por el contrario, crecerían todos los índices aviares y porcinos
La cadena cárnica argentina deberá afrontar un 2024 lleno de desafíos. Por un lado, la ganadería tendrá que concretar un proceso de recuperación respecto al fuerte golpe que significó la histórica sequía, que llevó a la actividad a un proceso de liquidación que redundará en una merma en el rodeo nacional, mientras que los eslabones industriales y comerciales tendrán que poder sobrellevar una muy posible caída del consumo interno, producción y exportaciones.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el panorama para este sector durante el año que viene no será tranquilo y, para algunos eslabones de la cadena, tampoco será auspicioso. Así, uno de los indicadores que más caerán en 2024, según proyecciones de la BCR, será el consumo interno, con un retroceso interanual del 8,7% hasta las 2,2 millones de toneladas, seguido de una merma en la producción de carne del 8% a 3 millones de toneladas y por un descenso en los envíos al exterior del 6,1% hasta las 842.000 toneladas.
El principal factor que explicará este caída en sus principales índices es el proceso de retención que emprenderá el sector ganadero para poder recuperar el stock de animales afectado por la sequía, lo cual no solo tendrá impacto en la oferta de cabezas para consumo, sino también significará una fuerte presión alcista, tanto para los precios de la hacienda, como para la carne en el mostrador.
Las proyecciones de la carne de vaca
“Resulta probable que en el año 2024 comience una fase de retención; es decir, de recomposición de los stocks ganaderos, lo que implicaría una disminución en la oferta de ganado que, de mantenerse todo lo demás constante, podría ejercer una presión alcista sobre los precios de la carne”, indicó la entidad bursátil y agregó que “un sostenimiento del fenómeno El Niño sería favorable, en principio, para las pasturas y la posibilidad de hacer una transición hacia una fase de retención de stocks”.
La histórica sequía que afectó al país durante gran parte de 2022 y principios del presente año, llevó a la ganadería argentina inicie un proceso de liquidación. Esto quiere decir que “al haber escasez de pasturas como resultado de la falta de agua, los agentes de la actividad ganadera se vieron obligados a enviar una gran cantidad de cabezas a faena, resultando en elevados números de producción y de exportaciones, así como en una recuperación del consumo respecto de los dos años anteriores”. Esto tuvo como resultado un aumento de la oferta de animales artificialmente forzada por la falta de lluvias, que llevó a que la faena durante 2023 crezca a un promedio de casi el 10% anual.
Justamente, ese es el índice que tendría el mayor retroceso. Según el estudio, la faena caería un 9% durante el año que viene, lo cual traerá como consecuencia una reducción de producción de carne del 8% interanual hasta las 3,024 millones de toneladas, equivalente a 260.000 toneladas menos, y del 4% respecto al promedio de los últimos cinco años.
Carne de pollo
La exportación también mostraría números negativos, ya que se proyecta que el volumen embarcado se ubique aproximadamente en 825.000 toneladas (res c/ hueso equivalente), marcando una disminución del 8% interanual y del 5% en comparación al promedio de los últimos 5 años. “De mantenerse los precios de exportación relativamente constantes, esto podría significar un valor exportado de alrededor de USD 2.395 millones, que, de concretarse, implicaría una caída del 7% interanual y del 18% en relación con el promedio del último lustro”.
Por último, el consumo aparente en el mercado doméstico, que en el caso del ganado bovino se calcula como un saldo entre la cantidad producida y la exportada, se estima ronde los 2,2 millones de toneladas (res c/ hueso equivalente); es decir, un 9% por debajo del año actual y un 3% por detrás del promedio de cinco años.
Carne aviar y porcina
El panorama sería diferente para la carne aviar y la porcina, cuyos principales índices mostrarían signos positivos durante el año entrante. En el caso de la primera, se proyecta una producción que ascendería a alrededor de 2,4 millones de toneladas, retomando el sendero de crecimiento que se vio interrumpido este año por la gripe aviar. De esta manera, el aumento interanual del producto sería del 3% y la variación con respecto al promedio de los últimos 5 años ascendería al 2 por ciento.
Por el lado del comercio internacional, se estiman exportaciones de alrededor de 200.000 toneladas, aumentando un 32% interanual, pero quedando un 9% por debajo del promedio de los últimos cinco años. De mantenerse los precios de exportación relativamente constantes, esto podría significar un valor de exportación cercano a USD 240 millones.
Por último, el consumo aparente de carne aviar en Argentina se acercaría a 2,2 millones de toneladas en el año 2024, aumentando un 1% respecto del año previo y un 3% si se compara con el promedio de los últimos 5 años.
Por el lado de la carne porcina, en 2024 se espera que la tendencia alcista se mantenga como en los últimos 13 años, proyectándose una producción de cerca de 797.000 toneladas (res c/ hueso equivalente), la cual superaría en un 4% al año previo, mientras que el consumo también tendría un aumento interanual, en este caso del 3%, proyectándose en 2024 en casi 804.000 toneladas (res c/ hueso equivalente).
Fuente: Infobae – Campo
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