Las compañías lácteas argentinas con perfil exportador están atravesando un buen momento: su principal insumo está baratísimo al tiempo que la devaluación incrementó los incentivos para realizar colocaciones en el mercado internacional.
En el primer semestre de 2018 la exportación argentina de leche en polvo entera fue de 50.513 toneladas, una cifra 80% superior a la registrada en el mismo período de 2017, según datos oficiales publicados por el Sistema de Consulta de Comercio Exterior del Indec.
Los precios FOB de la leche en polvo siguen planchados: en valor promedio registrado en junio pasado, por ejemplo, fue de 3221 u$s/tonelada versus 3437 u$s/tonelada en el mismo mes de 2017.
Sin embargo, gracias a la súper devaluación del peso registrada en los últimos meses, el precio promedio de exportación de la leche en polvo de junio –considerando un tipo de cambio de referencia promedio del BCRA de 26,5 $/u$s– fue equivalente a 85.453 $/tonelada contra 44.370 $/tonelada en junio del año pasado. Es decir: un ajuste del 54%.
En ese mismo período (junio/junio), el precio promedio de la leche a nivel nacional, según datos oficiales (Minagro), pasó de 5,51 a 6,75 $/litro, lo que implica un ajuste interanual del 22%.
Medido en dólares, el precio promedio que recibieron los tamberos argentinos en junio pasado fue de 0,25 u$s/tonelada, mientras que sus pares uruguayos ese mismo mes percibieron un valor medio 0,33 u$s/litro (¡un 32% más!). En Uruguay –según datos de Inale– el valor FOB promedio de la leche en polvo entera se ubicó en junio en 3199 u$s/tonelada.
Gracias al apagón estadístico implementado por las autoridades de la Afip, ya no es posible conocer la dispersión de valores FOB de cada una de las operaciones de exportación de leche en polvo.
La tracción de la demanda de la exportación –que, a diferencia de lo que sucede en Uruguay, representa una proporción minoritaria del total de la leche comercializada por la Argentina– no logró por el momento mejorar el precio recibido por los tamberos.
La razón de tal fenómeno reside en el hecho de que no existe faltante de materia prima en el mercado local, cuyo consumo interno, luego de la megadevaluación, muestra un proceso de enfriamiento a causa de la pauperización social. En los primeros seis meses de 2018 la producción argentina de leche fue de 4843 millones de litros versus 4513 y 4709 millones logrados en el mismo período de 2017 y 2016 respectivamente.
Si bien la capacidad relativa de pago de las empresas exportadoras –fundamentalmente de leche en polvo– mejoró notablemente en el último mes, la industria no tiene, en la actual coyuntura, mayores inconvenientes en conseguir leche a partir de la retirada de SanCor del mercado (cuyo proceso de transferencia a Adecoagro está experimentando dificultades importantes).