La escasez de recursos forrajeros provocados por la sequía estival generó la necesidad de encerrar un volumen adicional de hacienda en corrales, los cuales, cuando salgan al mercado, podrían promover un enfriamiento de los precios del gordo.
En mayo pasado la ocupación de los corrales de las empresas socias de la Cámara Argentina de Feedlot se ubicó en un 76% versus 66% y 60% en el mismo mes de 2017 y 2016 respectivamente.
En la encuesta realizada en abril de este año ese indicador ya había mostrado un valor inédito al alcanzar un 73%. Como los niveles más elevados de encierres, en términos estacionales, se registran entre los meses de junio y agosto, no puede descartarse que los valores relevados puedan seguir incrementándose.
El porcentaje de ocupación promedio de los corrales profesionales –que brindan servicios de hotelería– es una suerte de “boca de urna” que permite observar la tendencia existente tanto en grandes feedlots como en corrales caseros armados en los campos por los propios productores ganaderos.
Si bien a partir del segundo trimestre del presente año la regularización del régimen de lluvias contribuyó a recuperar la disponibilidad de pasto en diversas zonas ganaderas, las pérdidas importantes registradas en los cultivos de maíz –especialmente en los de siembra tardía– comprometieron las reservas forrajeras invernales de muchas empresas pecuarias.
En las últimas dos semanas comenzaron a recuperarse de manera significativa los precios de la hacienda gorda, aunque ese movimiento, lejos de tratarse de un factor intrínseco del mercado, está más relacionado con el ajuste por inflación de un producto que venía excesivamente retrasado respecto de otros bienes agropecuarios.
El Índice Novilllo Mercado de Liniers (INML), si bien en lo que va del año ajustó casi un 40%, aún está diez puntos por debajo de la variación experimentada por el tipo de cambio (que pasó de 18,5 a 27,8 $/u$s en lo que va de 2018).