La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) emitió un informe en el que desmitificó otro supuesto mal que se le imputaba al glifosato: la alteración endocrina.
La novedad se conoció a través de un artículo de Agroavances difundido por la Asociación de la Cadena la Soja Argentina (Acsoja), en el que se traduce un reporte de Farming UK, y que resume un dictamen del equivalente al Senasa argentino en Europa.
En concreto, según la Efsa, no hay evidencia de que el glifosato esté teniendo un efecto perjudicial sobre los sistemas hormonales humanos.
Textualmente, el informe indica: «La evaluación actual llegó a la conclusión de que, el peso de la evidencia, indica que el glifosato no tiene propiedades disruptoras endocrinas a través de la acción basada con estrógeno, andrógenos, tiroides o la esteroidogénesis, tomando en cuenta una amplia base de datos disponible en el área de toxicología».
Esta investigación de la Efsa llegó luego de que se difundieran estudios que sugerían precisamente lo contrario y que llevaron a Francia votar en contra de la renovación de una licencia de la Comisión de la Unión Europea (UE), para este herbicida.
Denuncias sin evidencia
Cabe recordar que, por presión de organizaciones ambientalistas, el uso del glifosato viene siendo motivo de disputa desde hace años en Europa: hace un año, la UE extendió la habilitación para su utilización hasta fines del corriente ejercicio, oportunidad en la que deberá sancionar una nueva aprobación.
Se espera que la UE proponga extender la licencia por otros diez años, a la luz de que todas las investigaciones realizadas por entidades oficiales han concluido que no hay evidencias de que el glifosato provoque los daños a la salud denunciados por el ambientalismo.
En marzo último, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (Echa) dijo que «las pruebas científicas disponibles no cumplen los criterios para clasificar el glifosato como cancerígeno», la misma conclusión a la que habían arribado antes la propia Efsa en 2015, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) en mayo de 2016; y una reunión conjunta de la FAO y la OMS, también a mediados del año pasado.
En Argentina, un proyecto de investigación realizado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) ratificó que «no hay evidencia científica concluyente que pueda relacionar la exposición a glifosato con problemas en la salud».