Alejandra Marino, especialista en recursos forrajeros de la Unidad Integrada Balcarce (INTA y Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata), señaló que “la salida del invierno es uno de los cuellos de botella para la producción de forraje debido a que el crecimiento de los verdeos y pasturas está frecuentemente restringido por deficiencias de nutrientes”.
Por la importancia estratégica de las pasturas para la producción ganadera, el INTA Balcarce organiza una jornada dedicada al análisis de estos recursos, las reglas de manejo, pautas sobre implantación y fertilización estratégica, entre otros temas.
Para contar con más forraje en los meses de agosto y septiembre, Marino recomienda “adelantar la primavera con la fertilización estratégica de las pasturas”. Se trata de una herramienta de alto impacto, cuyo costo es bajo en relación a los múltiples beneficios que genera tanto para la producción ganadera, como para el suelo y para los cultivos que puedan integrar una rotación.
De acuerdo con Marino, “las fertilizaciones que se ajusten a los requerimientos de cada pastura permiten incrementar la producción de forraje de 5.000-6.000 a 10.000 kilos de materia seca por hectárea al año; lo que significa que con una adecuada planificación y un manejo correcto es posible duplicar el rinde”.
La fertilización debe considerar el ambiente en el que se encuentra y los requerimientos del recurso. “Aplicar un solo tipo de fertilizante sin tener en cuenta las deficiencias nutricionales de la pastura o del verdeo suele no provocar el efecto buscado”, aseguró Marino y aclaró: “Hay un conjunto de nutrientes que pueden limitar la producción del forraje; para el sur de Buenos Aires es habitual que se observen deficiencias de fósforo y de nitrógeno”.
Ahora bien, antes de fertilizar es necesario determinar qué nutrientes ofrece el ambiente. “Las alternativas para obtener esta información son: análisis de suelo, de plantas o determinarlo indirectamente a través del índice de verdor”, indicó Marino y agregó: “Con estos datos se puede ajustar el diagnóstico y planificar una correcta nutrición fosfatada y nitrogenada”.
“Todas estas herramientas nos ayudan a diagnosticar si una pastura o un verdeo tiene o no deficiencias nutricionales”, expresó Marino, quien afirmó que el productor puede comparar la oferta con el requerimiento de nutrientes y cubrir el desbalance con fertilización apropiada y estratégica.
Este análisis, habitualmente implica recurrir a más de un fertilizante (fosfatado, nitrogenado o algún otro que sea necesario). “Lo importante es ajustar la dosis y el momento de aplicación en función estrictamente de lo que necesite el recurso forrajero”, explicó la especialista del INTA y aclaró: “Así, la fertilización se convierte en una herramienta altamente útil, de alto impacto y con un costo relativamente bajo para el sistema ganadero”.