En la industria frigorífica esperan que, si gana, con Alberto Fernández no se lleve adelante una política de intervención que genere un cierre de las exportaciones de carne vacuna.
Este año, tras las 555.503 toneladas exportadas en 2018, que habían representado una mejora del 78% con respecto a 2017, la industria proyecta terminar en un volumen de 720.000 a 750.000 toneladas, una cifra que la acercaría al máximo de 2005 cuando se vendieron 770.000 toneladas del producto.
En rigor, 2005 fue el último año de la gestión kirchnerista con exportaciones libres, ya que en 2006 Néstor Kirchner aplicó un cierre de ventas al exterior, política restrictiva que luego continuó su esposa, Cristina Fernández, cuotificando el negocio a un tope de 200.000 toneladas en los últimos años de su mandato.
No solo hubo trabas a las exportaciones, sino que las empresas fueron obligadas a vender al mercado interno a precios a pérdida. En las entidades del agro denunciaron en su momento el cierre de 130 plantas por esa política de intervención.
Con la llegada del gobierno de Mauricio Macri, se removieron esas trabas para vender al exterior y las exportaciones explotaron, en gran parte por la demanda de los últimos años de China, el mercado que compra más del 70% de los envíos. Hoy el país tiene 66 plantas entre todas las carnes para vender a esa plaza, 34 son de carne vacuna.
En este contexto, en el sector agropecuario en general hay temor a lo que pueda hacer un eventual gobierno de Alberto Fernández en materia de exportaciones, tema sobre el cual opinó uno de los mayores exportadores: Carlos Riusech, CEO de Frigorífico Gorina y vicepresidente del Consorcio de Exportadores de Carnes ABC.
Gorina es el segundo exportador a China después de Swift, empresa esta última controlada por el grupo brasileño Minerva.
«Pensamos que va a ser algo moderado, que las exportaciones van a seguir», dijo el empresario en diálogo con FM LED para el programa Agro VA.
Según Riusech, «si gana Macri va a continuar esta política (para el sector)», en tanto que, agregó, «si gana Fernández va a haber matices». No obstante, indicó que no aguarda un cierre de exportaciones.
«La Argentina necesita dólares», remarcó el ejecutivo. Con la fuerte demanda exportadora, la industria hoy está trabajando en más del 90% de su capacidad instalada y se están concretando inversiones en esa materia. «La industria recuperó margen de rentabilidad porque lo necesitaba; estaba endeudada», señaló en otro tramo de sus declaraciones.
En la última Exposición Rural de Palermo, la Mesa de las Carnes, donde confluyen más de 30 entidades del sector, dio a conocer una proyección respecto de que la actividad podría generar 250.000 nuevos puestos de trabajo y exportaciones por US$10.000 millones en los próximos 10 años si se mantienen las políticas que han estimulado al negocio en los últimos años. Allí se detalló que desde 2015 para acá se avanzó en la creación de 50.000 nuevos puestos de trabajo.
Negocio
Apalancado por el crecimiento de China, este año la Argentina según Riusech podría terminar colocando en todo el mundo entre 720.000 y 750.000 toneladas de carne bovina.
En el caso de China, la fuerte tracción no es solo por el cambio de la dieta de los consumidores chinos a proteínas animales más caras, sino por el impacto de la peste porcina africana que está diezmando la producción de cerdos en ese mercado y motorizando la importación de otras carnes, como la vacuna. En carne porcina China tendría que enfrentarse a un déficit de 15 a 20 millones de toneladas de producción.
China proyectaba crecer 50% en sus importaciones hasta 2025, pero, según destacó el CEO de Gorina, «este proceso (por la fiebre porcina africana) aceleró la demanda».
Por esa crisis sanitaria, los precios para vender carne bovina en China subieron 20 a 30%. Los chinos ya no solo se llevan de la Argentina productos como el garrón y el brazuelo, sino que están presionando de a poco sobre otros como el asado.
Una tonelada de asado se paga en China 4400 a 5000 dólares según la calidad. En tanto, la tonelada de garrón va de 6000 a 6500 dólares.
El costo del kilo de asado en China equivaldría a unos $264, contra 169 a 189 pesos el kilo de las promociones que suelen estar ofreciendo supermercados argentinos. En las carnicerías los precios de este producto están más arriba.
Si bien esta comparación entre el asado para China y para la Argentina podría reflejar que a los frigoríficos les convendría venderlo más en el país asiático, mientras el asado para el mercado local va «desvestido», colgado en un camión al punto de venta, el que se exporta va en una caja que lleva insumos, mano de obra y pasó por una despostada. También requiere gastos de congelamiento y pagar retenciones de $3 por dólar. Es decir, no es lineal la comparación de precios.
Por otra parte, a la industria exportadora argentina se le abrió el año pasado el mercado de EE.UU. con una cuota de 20.000 toneladas. Se están haciendo pruebas de ventas y, según Riusech, allí podría haber «un nicho de alta calidad» con cortes especiales más allá de la venta de carne para industrialización.
A falta de estadísticas oficiales todavía, en el mercado se habla de que las ventas a EE.UU. en lo que val del año apenas rondan las 950 toneladas.
FUENTE: La Nación