Los datos relevados en las últimas campañas demuestran que con la tecnología que poseen las máquinas en la actualidad se logra un tamaño y uniformidad de picado y quebrado de los granos que permiten confeccionar silos de alta calidad, aun trabajando sobre cultivos con estado de madurez cercanos al 40% de materia seca (MS) y granos que presentan endosperma más ceroso.
El quebrado de los granos es un proceso indispensable para incrementar su aprovechamiento a nivel ruminal, sobre todo cuando presentan mayor porcentaje de endospermo duro. En busca de procesar granos con mayor contenido de materia seca para aprovechar el almidón del grano, o bien, por contar con una herramienta que permita confeccionar silos de calidad cuando el cultivo se pasa de su periodo “óptimo” (ejemplo: problemas climáticos en maíces de segunda), el mercado en este 2017 dio un mensaje que debe ser tenido en cuenta. De las 58 máquinas que se comercializaron en 2017, 19 estaban equipadas con el sistema de cracker Shredlage y 4 con cracker de platillos cónicos ranurados.
DEMANDA. Esto indica la necesidad que está demandando el mercado argentino de contar con estas nuevas tecnologías que permiten picar silajes con mayor porcentaje de materia seca, en busca de aumentar la ventana de trabajo, a la vez de ser tecnologías que permiten trabajar indistintamente maíz o sorgo, y afectando en muy baja medida la capacidad de trabajo y el consumo de combustible de la máquina picadora.
En cuanto a las máquinas picadoras de arrastre y montadas en 3 puntos, totalizan un parque activo de 400 máquinas, con un volumen de venta anual de 40 unidades. Estas picadoras de 2 ó 3 hileras son utilizadas con tractores de 100 a 120 hp y poseen una capacidad promedio de 200 ha por campaña; logrando procesar unas 30 toneladas de MV/hora. Este tipo de máquinas permitió difundir el silaje en nuestro país, pero fue desplazado por las autopropulsadas y hoy encuentra su mayor demanda en regiones extrapampeanas. Actualmente se ofrecen modelos comercializados por Fraga, Kuhn, Mainero, Marani, TecnoCar y TecnoForraje, entre otros fabricantes.
EMBOLSADORAS. En cuanto al mercado argentino de embolsadoras de forrajes grandes para bolsas de 9, 10 ó 12pies, con motor (entre 200 y 250 HP), rotor compactador de entre 2,70 y 3 metros de largo, mesa de alimentación y sistema de compactado con cables o frenos a discos en las ruedas, para bolsas de hasta 100 metros de longitud, se caracteriza por una fuerte presencia de los productos de origen nacional y posee un comportamiento irregular en cuando a las unidades comercializadas anualmente, tendencia similar al del mercado de picadoras autopropulsadas, encontrando como principal usuario al contratista forrajero. Dentro de este mercado participan las firmas Implecor Canavesio Hnos, Cerutti, Green-Pac Argentina; Visconti Hnos y Richiger. Al igual que las picadoras, estas máquinas han evolucionado en busca de mayor capacidad de trabajo. En los años noventa se destacaban los modelos de 6 pies accionados por toma de potencia del tractor. Luego se evolucionó hacia los de 9 piés con motor propio. Hoy el parque está integrado mayoritariamente por máquinas de 10 pies, destacándose desde hace 4 años los modelos de 12 pies.
También se comercializan embutidoras accionadas por TDP (sin motor y para bolsas de 6 pies), donde se destacan los productos Loyto; Martínez &Staneck, Ombú; Omega; Richiger y Vica entre otros. Este tipo de embolsadoras está destinado a productores de menor escala. Se debe tener en cuenta que son muchas las variables que intervienen y modifican la capacidad de trabajo de los equipos de picado, incluyendo a la misma picadora, con lo cual, para el siguiente ejemplo debemos aislar los demás componentes como el transporte de material picado, el sistema de almacenaje (embolsado o silos aéreos), asumiendo para este caso hipotético que no son limitantes.Una máquina de 570 HP (promedio de las picadoras comercializadas en el mercado argentino en la actualidad), equipada con un cabezal rotativo de 6 metros de ancho de corte,puede lograr un rendimiento constante de aproximadamente 130-150 toneladas de materia verde (MV), por hora, según se utilice o no el cracker.
Tomando por ejemplo un rendimiento medio de cultivo de 30 toneladas de MV/hectárea (sorgo-maíz), la capacidad de trabajo en superficie es de 4 a 5 has/hora. La cantidad de horas diarias de trabajo depende de los recursos de mano de obra y la demanda de trabajo según la época del año. La alternativa de turnos simples con rotación parcial de personal va de 12 a 15 horas por día. En turnos dobles alcanzan las 20 horas diarias, pero lo más utilizado es el primer sistema. Para una máquina de esta características, el consumo de combustible, a plena carga de motor, para los rendimientos mencionados, es de aproximadamente 70 litros/hora según el modelo.
PASTURAS. En el caso de pasturas (es necesario otro cabezal de corte directo o recolector), los trabajos de picado se inician a fines de septiembre y se extienden hasta diciembre. Posteriormente se continúa con el picado de sorgo y maíz. Estos dos últimos cultivos están caracterizados por la latitud de la zona donde se encuentran, la humedad del perfil a la siembra de los cultivos (lo que posteriormente va definir la fecha de picado), y las condiciones climáticas al momento del picado. La campaña promedio de estos cultivos empieza a fines de diciembre y termina en mayo-junio (según región).
El mantenimiento durante la campaña de una picadora de última generación ha cambiado mucho en el último tiempo. Esto se debe a que las máquinas actuales están equipadas con automatismos que disminuyen los tiempos de mantenimiento diario, siendo necesario solo una revisión general, carga de combustible, control de niveles de lubricantes, cambios de filtros de aire, limpieza. Los servicios de cambios de lubricantes y filtros se programan aproximadamente cada 200 horas de trabajo (según fabricante), y demandan un tiempo aproximado de 4 horas.
HORAS. Potencialmente una picadora de estas características puede llegar a trabajar 4.000 ha/campaña, con ejemplos concretos de algunas que alcanzaron esta cantidad de superficie. Para lograrlo es necesaria una perfecta planificación por zonas, cultivos e híbridos sembrados, que permitan una adecuada amplitud para realizar los trabajos en las fechas óptimas de picado para cada cultivo en particular, comenzando con el picado de pasturas, continuando con sorgo y maíz. Esta situación es más difícil que se logre en la actualidad dado como se ha disminuido la ventana de picado por el incremento de los cultivos de siembras tardías, que en la última campaña llegan a superar el 60%. Debe referenciarse que una máquina clase IV trabaja unas 2000 ha por campaña, con máximos que van desde los 2.500 ha hasta mínimos de 1700 ha. Una Clase V realiza en promedio 3.000 ha/campaña, considerando máximos y mínimos que van desde 4.000 ha 2.000 ha. Una máquina Clase VI trabaja 4.000 ha por campaña, con límites de 4.800 a 3.000 ha.
Por Mario Bragachini, Federico Sánchez y Gastón Urrets Zavalía para Super CAMPO.