El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur –tal como se advirtió oportunamente– fracasó ante la negativa por parte de los negociadores europeos de abrir su mercado a las proteínas cárnicas producidas por Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina.
Esta semana los negociadores de la UE presentaron una nueva propuesta a las autoridades del Mercosur de un cupo –para las cuatro naciones sudamericanas– de 99.000 toneladas anuales de carne bovina libre de aranceles a cambio de abrir completamente el mercado regional a los lácteos europeos.
“Para nosotros no hay ninguna cuota de carne que pueda pagar el tema lácteos. Es un tema absolutamente sensible. Por lo tanto en eso no vamos a dar prácticamente nada”, aseguró el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa en declaraciones realizadas al programa “Tiempo de Cambio” de Radio Rural de Uruguay.
“Podríamos pensar en alguna cuota de quesos que no producimos. Y para un futuro lejano. La crisis que está sufriendo el sector lácteo hace imposible que nosotros tengamos en cuenta cualquier demanda europea”, explicó Nin Novoa. “Piden todo el mercado: leche descremada, leche entera, quesos, y eso es imposible para nosotros”, añadió.
La propuesta anterior comprendía un cupo de carne vacuna de 70.000 toneladas para el Mercosur. El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la UE y Canadá firmado a comienzos de 2017 establece una cuota para Canadá de 50.000 toneladas anuales de carne bovina libre de aranceles. Si se considera el volumen de carne vacuna exportado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, la UE, para realizar una oferta proporcional a la realizada a Canadá, debería destinar al Mercosur una cuota anual libre de aranceles de al menos 240.000 toneladas de carne bovina. Además, el TLC no consideró, por parte de Canadá, una apertura total a los lácteos europeos: sólo habilitó un cupo libre de aranceles para quesos de 17.700 toneladas anuales.
El sector lácteo europeo es mucho más competitivo que el sudamericano. Una muestra de eso es como en el último año coparon el mercado chileno de quesos. Sin la protección del Arancel Externo Común, también acapararían buena parte del mercado brasileño de leche en polvo en desmedro de las colocaciones realizadas por Uruguay y Argentina.
Parte de la competitividad láctea europea se funda en eficiencias propias de las empresas lecheras e industrias comunitarias (muchos productores, por ejemplo, operan sus propios tambos, es decir, no contratan personal para gestionarlos). Pero parte también se sostiene en base a subsidios.
“En el sector lácteo, los precios de intervención son empleados para manteca y leche en polvo descremada de manera conjunta con la protección a las importaciones. Las compras de intervención (estatales) no pueden superar las 50.000 toneladas de manteca y las 109.000 toneladas de leche en polvo descremada”, indica el último documento de políticas agropecuarias elaborado por OCDE (Agricultural Policy Monitoring and Evaluation 2017).
“El consumo de leche y productos lácteos (en la UE) en las escuelas es subsidiado con un programa anual de 75 millones de euro, a razón de 18,15 euros por cada 100 gramos y limitada a un tope de 0,25 euro por litro diario de leche por alumno. Los gobierno nacionales pueden reforzar este subsidio en sus territorios con aportes propios”, añade