Referentes de distintos sectores del agro están «resignados» al regreso
de las retenciones bajo un mecanismo de suma fija en pesos y generalizado para todas
las exportaciones. Hace semanas temían cambios en el esquema vigente y, aunque
critican la vuelta de un «impuesto distorsivo» admiten que la fuerte mejora del tipo de
cambio compensa el nuevo tributo.
En un año en que la Argentina volvió a estar entre los primeros diez exportadores de
carne del mundo, el sector pagará tres pesos por dólar vendido afuera (equivalente al
7,8%). Daniel Urcía, director ejecutivo de la Asociación de Frigoríficos e Industriales de
la Carne (Afic), dijo a LA NACION que la carga «no es un instrumento de aliento, pero
como venimos de un dólar de $18 la ecuación cambió; el precio de la hacienda no subió
al ritmo del dólar, por lo que el impuesto impacta pero no es determinante».
Repasó que este año el sector, en general, perdió «mucho plata»: se cortó el reintegro
extraordinario de 1,8%; se achicaron los reintegros en tres puntos y se pagarán tres
pesos por dólar que se exporte.
«De los US$1000 millones (en exportaciones) que restan en este segundo semestre, por
las dos últimas medidas el aporte será de U$S150 millones. Son recursos que se le sacan
a toda la cadena; es dinero que vuelve en inversiones en plantas; en precio de la
hacienda; es obvio que genera recesión», indicó.
En el caso de las exportaciones lácteas, la ecuación también equivale a 7,8%. Javier
Baudino, vicepresidente de Apymel, admitió que «hay un impacto; quedan números
muy finos y se está analizando cómo se puede mejorar el precio al productor».
Planteó que hay un problema adicional y es que el valor de exportación de la tonelada de
leche en polvo cayó de entre US$3000 y US$3200 hace unos tres meses a US$2800.
«Hoy para hacer negociaciones de escala estamos hablando de US$2600; si pudiéramos
recuperar alrededor del 10% la ecuación mejoraría de manera sustancial».
Baudino agregó que el mayor problema del tambero es el precio de la alimentación. «La
industria sabe que deben recibir más, pero estamos todos complicados», dijo. Contó, por
ejemplo, que en julio la Argentina tenía colocadas 20.000 toneladas de leche en polvo
en Argelia a US$3100 pero «por una especie de corralito» en el destino no les liberaban
dólares para pagar. «Estaban las cargas paradas y las financiamos a costo argentino, con
tasas de interés exorbitantes», señaló.
Para las economías regionales -que nunca terminaron de recuperarse, más allá de la
mejora del tipo de cambio que se venía registrando- también corre la suma fija para las
exportaciones. Desde la Federación Olivícola Argentina, Julián Clusella señaló que la
medida se combina con la baja del 66% del reintegro y con una coyuntura
«extremadamente» complicada con Brasil, el principal mercado para Argentina.
«Apoyamos a la Argentina para salir de la crisis más allá del Gobierno que esté en
ejercicio, pero nos están cargando un esfuerzo a los que deberíamos estar más apoyados
porque generamos empleo, desarrollo local y divisas», describió. El sector mueve
US$260 millones al año, de los cuales US$155 millones corresponden a exportaciones, y
emplea a 40.000 personas entre permanentes y eventuales.
«Los impuestos distorsivos no deberían golpear a las exportaciones -agregó-. Al que
nunca se lo impactó es al sector financiero, que no genera valor agregado. Nosotros
venimos muy castigados, asfixiados», concluyó.
Por: Gabriela Origlia