El INTA Cerro Azul, Misiones, desarrolló una variedad de alta calidad nutritiva, bajo costo y mayor rendimiento que las opciones disponibles en la región, con una mazorca accesible para su cultivo manual. Rinde 6.000 kg/ha y tiene mayor potencial con buena fertilización.
Los productores de pequeña escala misioneros tienen superficies de 25 ha promedio, donde cultivan maíz con herramientas básicas, para consumo directo y alimentación del ganado, un modelo productivo que motivó al desarrollo de una variedad adaptada a sus necesidades.
“Buscábamos que la planta no sea alta, que la chala cubra bien el extremo de la mazorca, que la altura de la mazorca sea accesible para el cultivo manual, que el rendimiento esté por encima del de los materiales locales y que la floración sea pareja”, señaló el investigador Adrián De Lucia del INTA Cerro Azul.
Con ese objetivo se desarrolló Bautista INTA un maíz convencional de polinización abierta con granos tipo dentado colorado, creado a partir del cruzamiento de variedades tropicales y locales. “Tras más de 10 años de trabajo fue inscripta en el INASE, para nosotros es el bautismo de Misiones en genética de maíz”, agregó.
Es un material de ciclo intermedio de aproximadamente 120 días desde la germinación hasta la madurez fisiológica, lo cual reduce el tiempo de exposición a factores bióticos y climáticos desfavorables y la cantidad de labores y aplicaciones. Esto permite la liberación temprana de los lotes y la siembra de segunda.
En cuanto a la sincronía floral, o sea los días que hay entre la floración femenina y masculina, Bautista INTA presenta solo 2 días de diferencia, lo que aumenta la efectividad y uniformidad a la hora de la polinización, redundando en un mayor rendimiento en grano.
Para el ganado
Las pruebas de laboratorio demostraron que la nueva variedad tiene 11,2 % de proteínas, nivel semejante al de los híbridos comerciales y superior a las variedades locales, lo que la hace ideal para la alimentación de ganado. “El peso de los 1000 granos ronda los 300 gramos, por lo que hablamos de un grano pesado”, indicó Silvina Fariza, otra investigadora del INTA Cerro Azul.
También se destaca que la planta posee una altura inferior a los 2,5 metros que previene el vuelco y tiene una inserción de mazorca a un metro que facilita la cosecha manual. Al ser un material libre el productor puede guardar su propia semilla, lo que permite reducir gastos.
El rendimiento estimado es de 6000 kg/ ha, con un potencial mayor. Para ello, los investigadores recomiendan la siembra a mediados de septiembre, con una densidad que no supere las 60 mil plantas por hectárea. “Es conveniente hacerlo con 50 centímetros entre surcos y 35 entre plantas, esto permite reducir labores y una mayor cobertura de suelo”, agregó Fariza. Por último, se plantea una fertilización con fósforo y nitrógeno a la siembra y cuando la planta tenga las primeras seis hojas expandidas, con dosis según los análisis de suelo, para que el cultivo exprese todo su potencial.