Cómo enfrentar este escenario, cuál es la estrategia para frenar los sustitutos veganos y qué productos serán protagonistas del futuro crecimiento de las importaciones chinas, son algunos de los temas abordados en la Jornada de las Carnes de la Rural, en un mano a mano entre Justin Sherrard, del Rabobank, y Miguel Gorelik, de Valor Carne.
Bajo el lema “pensando el camino hacia 2030”, se realizó la Jornada de las Carnes en la Expo Rural. El encuentro, organizado por la Comisión de Carnes de la Sociedad Rural Argentina, incluyó un panel sobre “Perspectivas Globales de la Proteína Animal” con Justin Sherrard, experto en estrategias para industrias cárnicas del Rabobank, entidad holandesa referente en agroindustria, y Miguel Gorelik, Director de Valor Carne, quien actuó como moderador y realizó preguntas que reflejan las inquietudes de la cadena cárnica argentina.
“En términos globales la oferta se mantiene razonablemente ajustada en relación a la demanda, ya que no hay excesos de producción entre los principales exportadores, por el contrario, hay una ligera contracción”, afirmó Sherrard.
En tal sentido, en EE.UU. la producción está declinando a razón de un 7 a 8% interanual desde 2021 y esta tendencia continuará en 2023 y 2024, hasta que empiece a crecer nuevamente siguiendo las alternativas del ciclo ganadero. En Brasil, que venía de algunas caídas y altibajos, comenzó a repuntar y continuará así hasta 2023. En tanto, Australia, que presentaba una fuerte merma, del 20%, en 2020 y 2021, por la recomposición de su rodeo tras años de sequía extrema, en 2022 inició una marcada tendencia ascendente.
“Si bien el hoy mercado se encuentra amesetado, Estados Unidos empezará a crecer algo, Brasil más y Australia ya lo está haciendo y muy rápidamente. Eso significa que habrá un poco más de oferta”, sintetizó Sherrard, buscando ilustrar dónde está y hacia dónde va el mercado de carnes.En esa línea, Gorelik recordó que se están transitando tiempos de precios internacionales récord para la carne vacuna, según los datos que lleva FAO en términos reales desde los años ’60. Y como todo precio que llega tan alto es probable que luego baje, preguntó: ¿Cuáles serían los factores determinantes para que los actuales valores declinen? ¿Será por esta mayor producción, por menor demanda o por sustitutos? ¿Cuál es la idea del Rabobank?
“Hay un poco de todo, creemos que el precio bajará porque habrá un poco más de suministro de los principales exportadores y por una pequeña relajación del consumidor que elegirá carnes más baratas como las de aves y cerdos”, contestó Sherrard.
Para analizar qué sucederá a mediado plazo con el sector vacuno, consideró que los márgenes están bajo presión en toda la cadena de la mano de la inflación que afecta a la economía mundial. “Hay mayores costos de insumos, de alimentación, de mano de obra, de energía y de transporte, y eso va a influir en el mercado en los próximos años. Y también hay una amenaza por la desaceleración de la actividad económica global y de la confianza del consumidor y eso implica un verdadero apretón para la industria cárnica”, advirtió. Y subrayó: “En concreto, hay costos más altos pero los precios que el consumidor está dispuesto a pagar son más limitados. Este es el primer cambio fuerte del mercado mundial, que estará con nosotros por varios años”.
¿Cómo enfrentar este escenario? “No debemos olvidar que estamos proporcionado un alimento nutritivo y, sobre todo, que los consumidores disfrutan. Y eso no cambia. Siguen prefiriendo la carne vacuna, yo diría más que la aviar y porcina, pero están más centrados en la relación calidad- precio. Entonces como industria habrá que brindar una buena experiencia gastronómica cada vez que eligen nuestro producto y ese no es el caso hoy en día, la calidad es algo en lo que no estamos trabajando suficientemente”, advirtió, aludiendo a los desafíos que implica competir en el segmento de proteínas animales de alto valor.
Así las cosas, Gorelik propuso hablar de los productos sustitutos, vegetales y de laboratorio. ¿Significan una amenaza para la carne vacuna o ayudan a equilibrar la oferta ante una demanda que crece rápidamente?, preguntó.
Para Sherrard, el futuro de estos alimentos podría limitarse a grupos de consumidores que valoran aspectos éticos, ya que no los eligen porque tengan mejor sabor y ni siquiera por cuestiones nutritivas. “Poner freno a esta competencia será posible siempre que la industria de la carne vacuna acelere el cambio hacia sistemas productivos más sustentables, mida sus efectos, los registre, los comparta e informe a la opinión pública. Si no lo hace en forma consistente y no mejora su imagen, avanzarán los productos alternativos porque muchos consumidores piensan que la ganadería significa una amenaza para el ambiente. Y si estas ideas se ponen de moda y las empresas minoristas se siente incómodas vendiendo carne vacuna se crea una oportunidad para los sustitutos”, indicó.
¿La preocupación por el calentamiento global podría llevar a regulaciones por parte de la Unión Europea?, intercedió Gorelik. “No creo que el problema para la industria cárnica pase por un cambio de esa naturaleza, en realidad ante las emisiones de gases de efecto invernadero del ganado, será el propio mercado el que inclinará la elección a favor de alimentos sustitutos. Lo que sí cambió, y eso es importante, es que algunas industrias en todo el mundo están midiendo esas emisiones y tomando medidas para reducirlas. No es algo tan difícil de hacer”, indicó, refiriéndose a que los sistemas más amigables con el ambiente, a la vez, mejoran la productividad y disminuyen los desperdicios. “No solo los productores y las industrias están abocadas a esta tarea, también las empresas minoristas y de servicios alimentarios, y hasta los bancos como Rabobank analizamos las emisiones a la hora de otorgar préstamos. Es más, toda la cadena debería trabajar con esa visión, porque es nuestra responsabilidad producir proteínas animales en forma sustentable en un mundo de demanda creciente”, explicó.
Seguidamente, Gorelik abordó la evolución de China que en pocos años se convirtió en el principal importador del mundo de la mano de la urbanización de la población y el aumento de los ingresos per cápita. Pero, hay otros países en Asia que presentan fenómenos similares y sin embargo no son grandes importadores. ¿Algunos de estos podrán darnos la sorpresa en los próximos años?, indagó.
“Nadie puede discutir la escala de China en el comercio mundial, pero en los últimos dos o tres años el cambio más importante es haber pasado de consumir carne vacuna mayormente fuera del hogar a hacerlo dentro del mismo. Recordemos que este país aún tiene restricciones importantes por el covid y eso ha llevado a nuevos hábitos de alimentación. De hecho, el mayor crecimiento de las importaciones se ha registrado en las carnes refrigeradas, movilizado por los consumidores urbanos que se alejan de los platos tradicionales y preparan la carne como en EE.UU., Europa: a la plancha o asada”, planteó. Otra cuestión importante para los países exportadores de carne de calidad es que “el producto vacuno no está visto como un alimento estratégico por el Gobierno como lo es el cerdo, donde China se esfuerza en lograr autosuficiencia”.
Sobre esta base, tomando el ejemplo de China y tratando de llevarlo a otros mercados de Asia, el estratega pronosticó: “Sí, tal vez se logren cambios similares que llevarían al crecimiento de las importaciones particularmente en el sudeste asiático. Hay cinco países importantes: Vietnam, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia que ya son consumidores razonables de carne vacuna, pero los números siguen siendo bajos”, analizó. Un problema por el cual estos mercados son menos interesantes es la oferta de carne de búfalo de la India que compite a muy bajo precio. “El desafío es que los consumidores aprendan a valorar la calidad de la carne vacuna y a preparar los cortes como se está empezando a ver en China. Eso es lo que hizo del gigante asiático un gran importador en volumen, que hoy está creciendo en valor. Entonces, como industria debemos proporcionar un producto de calidad a precios justos y no pensar sólo en que las cantidades demandadas seguirán aumentando”, aconsejó.
Para finalizar, Gorelik resaltó que este escenario significa una oportunidad para los países exportadores del Mercosur. “Si bien coincido en que es probable que haya una baja en los precios internacionales de la carne vacuna, el retroceso será leve y desde niveles récord muy elevados en más de medio siglo. Seguiremos compitiendo como industria de proteínas de alto valor y la estrategia para ello es profundizar las acciones en calidad y sustentabilidad”, concluyó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne