Los sistemas pastoriles de producción de carne se encuentran altamente afectados por la disponibilidad de recursos naturales, especialmente aquellos ubicados en regiones tropicales o subtropicales. Ensayos de experimentación realizados por el Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido (IIACS) en Tucumán develan que la incorporación del estrato arbóreo a los sistemas pastoriles puede atenuar los efectos ambientales negativos sobre los recursos forrajeros y los animales.
Gran parte de los sistemas ganaderos de los trópicos y subtrópicos están atravesados por el manejo de las pasturas sin sombra, condiciones bajo las cuales los animales están predispuestos a sufrir estrés calórico, reduciendo significativamente la eficiencia productiva y reproductiva. Una reciente investigación del IIACS se propuso conocer mejor la problemática y desplegar opciones de manejo a partir de ensayos realizados en el módulo silvopastoril que el INTA posee en su campo experimental de Leales, provincia de Tucumán.
Los hallazgos preliminares del trabajo han determinado que la producción de carne se incrementa a medida que existe mayor cantidad de especies arbóreas. En otras palabras, el bienestar animal que se logra a partir de un sistema silvopastoril permite mejores niveles productivos en comparación con un planteo pastoril sin sombra. Estos resultados son observables tanto en años de sequía moderada como de sequía severa.
A partir de este trabajo, los investigadores del área de producción animal del IIACS buscaron evaluar el efecto del estrés calórico sobre el desempeño productivo, como así también aspectos temperamentales, patrones de comportamiento diurno y perfiles fisiológicos del ganado vacuno.El ensayo realizado en Tucumán aporta elementos relevantes para entender que la inclusión de arbustos o arboles leguminosos, como es el caso de los algarrobos, puede ser considerada una fuente de nitrógeno que favorece la producción de forraje, lo que constituye un factor crítico para la producción de carne en los suelos de baja fertilidad cómo los de regiones tropicales o subtropicales.
El trabajo de investigación
La experimentación se realiza sobre vaquillonas Braford recriadas en dos sistemas de producción: uno Silvopartoril (SSP) y otro Pastoril Puro (SPP). El SSP posee una plantación de Prosopis alba (Algarrobo Blanco) lograda en el año 1998 con un marco de plantación de 10 por 10 metros. El componente pastoril lo aporta una pastura de Chloris gayana cv Epica INTA-Pemán (Grama Rhodes).
A fin de caracterizar ambientalmente los sistemas, se registraron, en cada uno de ellos, diferentes variables climáticas. Con los registros obtenidos de estas variables se calculó el Índice de Temperatura y Humedad (Valtorta et al., 1996) y el Índice de Carga Térmica (Gaughan et al., 2008). Ambos están asociados al estado de confort térmico al cual estuvo sometido el animal.
Dentro de los parámetros evaluados se encuentra la valoración del temperamento de las vaquillonas. Para ello se observó el momento en que los animales ingresaban a las instalaciones de manejo. Allí se valoró su temperamento mediante distintas metodologías y escalas no invasivas como el nivel de resistencia (Grandin, 1993), el nivel de movimiento (Grandin, 1993; Valente et al., 2017), el nivel de reactividad (Sant’Anna et al., 2013; Valente et al., 2017) y el nivel de salida (Grandin et al. 1995).
El comportamiento animal se midió entre diciembre del año 2018 y marzo de 2019. Mediante estas evaluaciones fue posible definir el patrón de comportamiento de los animales en ambos sistemas durante el día.
La observación de comportamiento se llevó a cabo en periodos de 12 horas diarias durante las horas de luz, durante seis jornadas de evaluación. En cada uno de los muestreos se observaron cuatro grupos de animales de manera simultánea (cada uno, de 12 vaquillonas). Al mismo tiempo se registró el puntaje de jadeo, un indicador directo y no invasivo del estado de estrés térmico al cual está sometido el animal.
El presente estudio fue posible gracias a la participación y colaboración de profesionales pertenecientes al Grupo de Bienestar Animal y Calidad de Producto y al Grupo de Ecofisiología del IIACS, como así también a estudiantes y profesionales de la Facultad de Agronomía y Zootécnia de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), pertenecientes a la Catedra de Zootécnia Especial 1 y a la Cátedra de Anatomía y Fisiología Animal. Cabe destacar que este estudio cuenta con el financiamiento de la Asociación Cooperadora INTA LEALES y del Proyecto PIUNT A622 (FAZ-UNT).
Fuente: INTA