Con el giro electoral, la necesidad de liberar las exportaciones de carne ya no está en discusión. Sin embargo, hay que hacerlo rápidamente, dar señales claras, porque el pasto no alcanza para mejorar la preñez ni el peso de faena. Gerenciar los forrajes de la mano de nuevos modelos de negocio, clave para crecer. La opinión de Fernando Canosa.
De cara a un nuevo gobierno, promercado, el Ing. Agr. Fernando Canosa hace una puesta a punto de la situación de la ganadería en el país y el mundo, y de las políticas sectoriales y las tecnologías que se necesitan para aprovechar oportunidades.
Tras más 40 años de profesión independiente, muchos de ellos ligados al movimiento CREA, y con una importante trayectoria como director de la Sociedad Rural Argentina y asesor técnico de la Mesa de las Carnes, hoy está dedicado a full a su consultora: “Conocimiento ganadero”. Desde esta posición explica por qué está enfocado en gerenciar los recursos forrajeros para dar respuesta a los mercados.
“Después de años de haber bregado por el incremento de la eficiencia creemos que la producción y el uso del pasto son estratégicos. A nivel país, medido con información satelital, no hay suficiente cantidad de forraje como para mantener el rodeo nacional”, aseguró Canosa a Valor Carne, argumentando que el productor privilegia tener vacas porque siempre han seguido a la inflación y al dólar. “Así, los índices reproductivos y los pesos medios de faena no pueden subir. Pero esto se puede revertir y ahí es donde empieza a jugar la necesidad de una pronta señal del próximo gobierno”.
En ese sentido, desde que se insemina una vaca hasta que la carne llega a la góndola pasan tres o cuatro años. “Por eso es importante tomar decisiones hoy, teniendo en claro hacia dónde van los mercados”, advirtió.
Ampliando la mirada
Desde 2012-2013 el mercado mundial de carne se dinamizó de la mano de las compras asiáticas. “En 20 años, mientras la producción aumentó un 25% la demanda se ha duplicado y eso se refleja en la firmeza de los precios. Lo interesante es que el mercado crece más rápido que las posibilidades de producir carne, con lo cual hay buen futuro para el sector”, planteó. Y agregó: “incluso el desarrollo de productos proteicos artificiales tiene que ver con que, quienes están en el negocio, saben que la producción no alcanza y no va a alcanzar”. En el caso del pollo y del cerdo, como los ciclos de producción son cortos, pueden responder rápidamente a la demanda e ir supliendo faltantes, pero la carne vacuna es la estrella.
“Entonces, tenemos que ver qué oportunidades hay para ocupar esos espacios vacíos en el mundo”, señaló.
La mayoría de los países productores de carne son ganaderías maduras donde no hay posibilidad de aumentar la producción, tal es el caso de EE.UU., Australia, Nueva Zelanda y Europa. “Las oportunidades de crecimiento están sólo en el Mercosur que está llamado a ocupar cada vez un lugar más preponderante”, vaticinó.
En cuanto a la Argentina, la producción agrícola pasó de 40 millones de toneladas de granos en la década de los ’80 a los 130-140 millones de hoy, gracias a la ampliación de la superficie sembrada, pero mucho más por el incremento de la productividad.
“Si la agricultura creció más de tres veces, por qué la producción de pasto no puede hacerlo. La máquina fotosintética es la misma, el sol sale para todos. En concreto, es posible aumentar la cantidad de forrajes por hectárea en la misma proporción que las cosechas, con lo cual hay grandes posibilidades de avanzar en carne”, aseveró.
Esto adquiere mayor relevancia considerando que, aunque la mayor parte de hacienda se termina a corral, ningún bife que llega a las góndolas tiene más del 10% de su energía proveniente del grano, o sea, que el 90% se hizo a pasto, según lo medido por Aníbal Pordomingo del INTA.
Sin embargo, Canosa sostiene que para crecer es fundamental la gestión eficiente del recurso forrajero. En esa línea, recordó que hace unos 40 años empezaron los pooles de siembra de la mano de Jorge Cazenave y hoy en día, se habla de que el 60 a 70% de la tierra agrícola está en manos de terceros que producen granos.
¿Por qué surgieron estos modelos? “Se encontró un sistema que le permite al dueño de la tierra recibir algo más que con el alquiler tradicional y a otras empresas, a través del conocimiento y la escala, obtener un diferencial de renta, que de algún modo se comparte”, explicó. En la ganadería, si bien no están dadas las condiciones macroeconómicas para estos negocios, poco a poco está empezando a ocurrir lo mismo. “Hay grupos que advirtieron que a través el aumento de la producción de pasto se puede generar ese plus, por encima de lo que están produciendo muchos campos”, indicó.
Entonces, si se obtienen 100 kg de carne por hectárea y de acuerdo al potencial de las pasturas naturales y cultivadas de la zona se logran 150 kg, se origina un diferencial de 50 kg, con lo cual se puede pagar algo más al dueño de la tierra y aparte se crea un negocio para un tercero que pone sus animales. “O sea que en este modelo el pasto funciona como el grano del pool de siembra y la hacienda como la cosechadora”, ejemplificó.
Hace tres años, la consultora llevó adelante un trabajo en 35 partidos de Buenos Aires, sur de Córdoba y de Santa fe, y este de La Pampa, donde se identificó que había 3,5 millones de hectáreas de suelos clases 4, 5 y 6, donde se podía aumentar la producción de pasto lo que permitiría aumentar un 15% la carga.
“Eso es lo que hacemos en cualquier campo que alquilamos para producir más carne”, afirmó Canosa, indicando que recorren los potreros y con información satelital ven cuánto pasto se puede cosechar y hacen predicciones a futuro según las lluvias y las temperaturas. “En función de esto armamos un presupuesto forrajero y calculamos el nivel de riesgo de la inversión. Para los que tenemos el conocimiento, el manejo de precisión nos permite generar ese plus de valor”, subrayó.
Pedido al presidente electo
El año que viene será crítico porque habrá 1 millón menos de terneros por la sequía. Y llegará menos carne a la góndola ya que, además, con la falta de pasto, hubo que hacer ventas anticipadas de hacienda.
“Con la carne de cerdo y pollo se puede cubrir la demanda interna faltante, dispondremos de 3-4-5 kg menos de producto vacuno, aunque la Argentina está en el podio de los mayores consumidores. Sin embargo, es muy importante que se pueda exportar todo lo posible, que haya libre comercio, sería la mejor señal para revertir esa crisis e ir por más”, propuso Canosa.
“No le pedimos peras al olmo. Es estratégico que no haya ningún tipo de restricción para poder exportar carne, que no haya retenciones, cupos ni cuotas de cortes, que se avance lo más rápido posible con el libre comercio”, solicitó.
El especialista piensa que detrás de estas medidas hay un montón de corsés que se irán desprendiendo y que eso llevará a un círculo virtuoso de aumento de la producción. “Si se implementan por Ley, para dar certeza de que habrá libertad para exportar a futuro, muy pronto subirán los pesos de faena porque será negocio hacer animales más pesados. El propio mercado irá puliendo estas y otras distorsiones”, subrayó.
Así las cosas, la ganadería podrá dejar atrás los 3,2 millones de toneladas de carne de hoy y producir fácilmente 5,5 a 6 millones. “Y eso no sólo es bueno para los productores sino para el conjunto de la sociedad, ya que hay hacienda en todo el país y se seguirá generando arraigo de sur a norte y de este a oeste. A diferencia de lo que ocurría hace 10-15 años, hay muchos jóvenes en la ganadería, profesionales, productores y empleados de campo, que aplican las nuevas tecnologías. Si nos sacan el pie de encima viene una revolución productiva”, finalizó Canosa.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
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