El especialista Darío Colombatto se refiere a los pros y contras de llevar adelante esta etapa a pasto o a corral. “Lo importante es que el proceso comienza desde la gestación y cualquier esfuerzo para mejorar la nutrición antes del primer año de vida será recompensado con creces”, afirmó.
A fines de la última década, cambió el paradigma de la ganadería argentina: el novillo se posicionó en la franja de los USD 2/kg vivo, cuando tradicionalmente había estado en el rango de los USD 0,8-1,2/kg vivo. Las causas para esto fueron diversas, pero la enorme reducción del stock ganadero nacional fue sin dudas significativa.
Al mismo tiempo, sin que mediara un aumento en la eficiencia reproductiva -ya que la relación del número de terneros por cada 100 vacas en servicio se mantiene desde hace cinco décadas- la invernada se acortaba en tiempo, llegando a un promedio nacional de 12 meses. En tanto, el peso promedio de faena, expresado en equivalente res con hueso, varía levemente, con períodos de altas y bajas proporciones de hembras en la misma, lo que plantea una amenaza de cara al futuro, ya que seguimos produciendo la misma cantidad de carne por año cuando crece la demanda poblacional argentina y los mercados externos ganan dinamismo.
Al mismo tiempo, sin que mediara un aumento en la eficiencia reproductiva -ya que la relación del número de terneros por cada 100 vacas en servicio, se mantiene desde hace cinco décadas- la invernada se acortaba en tiempo, llegando a un promedio nacional de 12 meses. En tanto, el peso promedio de faena, expresado en equivalente res con hueso, varía levemente, con períodos de altas y bajas proporciones de hembras, lo que plantea una amenaza de cara al futuro, ya que seguimos produciendo la misma cantidad de carne por año cuando crece la demanda poblacional argentina y los mercados externos ganan cada vez más dinamismo.
Es claro que para producir más carne con menos cabezas, uno de los únicos caminos posibles es aumentar la cantidad de kilos que se le agregan al animal. Así las cosas, la recría pasó a ser la vedette del ciclo productivo, pero contra este proceso conspiran el alto costo del dinero, la incertidumbre del negocio y la falta de infraestructura de muchos campos que podrían recriar terneros y no lo hacen por la inversión que significan alambrados, aguadas, pasturas y verdeos, entre otros, necesarios para la actividad.
Recriar a corral es posible y muchas veces rentable, pero no es la solución para todo el mundo ni lo que va a modificar realmente el peso de faena en la Argentina. Recriar sobre base pastoril aparece como una alternativa viable y rentable en muchos casos, sobre todo si se puede financiar el capital hacienda que queda inmovilizado por 8-12 meses, en lugar de estarlo por períodos más cortos.
El huevo o la gallina
Recriar no es simplemente tirar los terneros a un lote de pasturas, verdeos o pastizal y esperar a que crezcan. En recrías modernas, hablamos habitualmente de un proceso “de la Z a la A”, en donde el productor, el asesor técnico y muchas veces el impositivo, deben estar de acuerdo en cuándo y con cuántos kilos queremos tener los animales gordos. En función del objetivo, se planifica la estrategia nutricional y se definen las tácticas para lograrla.
Sea cual fuere el objetivo, lo claro y contundente es que la recría no comienza en el destete sino desde la gestación misma y cualquier esfuerzo que hagamos para mejorar la nutrición del animal antes de su primer año de vida será recompensado con creces.
Durante el primero y segundo tercio de la gestación se define el número total de fibras musculares que va a tener el animal, con lo cual penurias nutricionales sobre la madre en este momento pueden influir en el tamaño final del novillo hijo de esa vaca. De la misma forma, según estudios internacionales, malnutrir a la vaca durante el último tercio de gestación impacta negativamente sobre el peso del ternero al nacer y también sobre parte de su potencial de creación de grasa intramuscular. Investigaciones locales han demostrado que un 5% de reducción en el peso al nacer llevó a una disminución del 7% en el peso al destete, indicando que los efectos de la malnutrición en ese último tercio serían acumulativos.
Una vez nacidos los terneros, la nutrición al pie de la madre y durante los tres primeros meses post-destete es fundamental. A mayor peso al destete, a una misma edad, las chances de obtener novillos más pesados se incrementan.
Autores americanos y australianos han trabajado sobre el concepto de “imprinting metabólico”, refiriéndose a que mejoras en la nutrición post-destete impactan positivamente sobre la calidad de carne de los animales terminados. Para ello compararon diferentes tratamientos, partiendo de destetes a los 105 días con seguimientos hasta los 240 días de vida. El testigo tuvo una ganancia de 400 gramos/día y con la dieta mejorada se llegó a 630 gramos/día, midiéndose los resultados cuando los animales se faenaron a los 550 kg aproximadamente. Los animales tratados con dieta mejorada tuvieron mayor peso final y mejor marmoreo que los testigos. Otros autores revelaron que para que ese imprinting se manifieste, la adición de nutrientes que redunde en mayor ganancia de peso puede provenir tanto del grano como del pasto.
Para finalizar, es importante recordar que la dieta en estos planteos de recría, ya sea pastoril o a corral, contenga una adecuada relación proteína/energía, que debería ser más alta que en las dietas de terminación, etapa ésta en que la energía es la primera limitante para el engorde.
La combinación de mayor proteína en las etapas iniciales de la recría con terneros más pesados al destete, fruto de una mejor nutrición durante la gestación y al pie de la madre, es lo que redunda en novillos más pesados. Aquellos que vean y puedan aprovechar la oportunidad que se presenta con el impulso exportador de la Argentina en los próximos años, deberían tomar nota sobre la importancia del proceso de recría, clave en la obtención de mejores novillos.
Por Ing. Agr. Darío Colombatto, PhD.
Consultor en Nutrición de Rumiantes